Las recetas de Charo Carmona, mordiscos de historia
Su histórico local, Arte de Cozina la hospedería con restaurante y bar de tapas que regenta desde 1996 y ahora gestiona con la ayuda de sus hijos, Luis y Francisco, se ha convertido en un santuario de la cocina tradicional malagueña y, por supuesto, andaluza. Cuando visité por vez primera este lugar hace cinco años, todavía se denominaba Coso de San Francisco, un noble edificio del XVII. Desde entonces Charo se ha hecho grande y sus platos convierten lo tradicional en suculento. No solo ejerce de depositaria de sabores olvidados sino que, a su manera, gestiona un legado que va más allá de las mismas recetas. Los enunciados de su carta pasan de puntillas sobre antiguas culturas, árabe, judía y cristiana; fondean en libros olvidados; rememoran la huella sefardita, y escudriñan en la memoria de viejas cocineras de Antequera.
Lo confirman sus sopas frías, declinaciones de la porra antequerana, idéntica al salmorejo de Córdoba. Primero la mazamorra, la más antigua, hecha solo de pan y aliños; luego la porra de tomate y su versión de invierno con naranja en lugar de la hortaliza. Y una más, el tarator, sopa de pepino y yogur similar al tzatziki griego cuya velada procedencia me produjo cierto escalofrío.
¿De quién aprendes? Soy autodidacta, carezco de formación académica. Me gusta leer y escuchar para refinar platos antiguos. En Andalucía el poso histórico es enorme, ha sido cuna de grandes civilizaciones. No hace mucho en Antequera las porras todavía se hacían en dornillos majando los ingredientes a mano, ahora disponemos de otros medios. He contado con un aliado fundamental, mi amigo Fernando Rueda. Su libro “La Cocina Popular de Málaga”, equivale a una biblia antropológica. También me fascinaba mi suegra, de imaginación portentosa, mejor cocinera que yo incluso dormida.
El conocimiento empieza por el producto. Me crié en el puesto de verduras de mi padre en el mercado municipal de Antequera. Los mercados de abastos equivalen a museos del paisaje, sus colores y olores cambian por temporadas. Si no sientes la naturaleza tu cocina está muerta. En la comarca de Antequera hay magníficos productos que adquiero a pequeños artesanos.
¿Tus platos favoritos? Tengo varios como la pelona de lomo, o lomo de orza que confito con cabezas de ajos, un plato que entusiasma al chef Dani García; me gustan el chivo malagueño a la pastoril y sus mollejas al ajillo; la lengua de ternera guisada; los capones del Guadalhorce en “dorao”; la gallina escabechada, la porrilla de espinacas, el zarangollo, la morcilla caraja con tomate y muchos otros… En invierno preparo guisos y potajes. La olla de castañas con garbanzos, secreto ibérico, tocinillo veteado… O el empedraíllo con chícharos (guisantes), garbanzos, morcilla caraja sin grasa… Y la jibia en amarillo que aprendí a cocinarlas con mi suegra”
Tampoco olvidas los postres.Todos los hacemos en casa, el tostón molinero, las almojábanas, capirotada de cuaresma, bienmesabe antequerano, cuajada de cerezas…
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.