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Porque lo digo yo
Columna
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Pesadilla estival

Imagínense un mundo en el que Trump fuera presidente de los EE UU y se casara con Kim

Donald Trump y Kim Kardashian en Nueva York.
Donald Trump y Kim Kardashian en Nueva York.WireImage Mathew Imaging

Imagínense un mundo en el que Donald Trump fuera presidente de los EE UU. Imagínense lo que podría ser un G-7 con Donald. Antes de hablar de Siria o del cambio climático, un par de chistecitos súper graciosos sobre mujeres gordas e inmigrantes de los que antes que nadie, se ríe él.

Imagínense que, inspirado por los romances presidenciales Carla Bruni-Sarko, o Peña Nieto y su Gaviota, Mr. President planta a su tercera esposa para matrimoniar con la única estrella mediática a su altura: Kim. Medio siglo después tenemos un nuevo Camelot, pero en vez de Jack y Jackie, Kardashian y Trump.

Como en las antiguas uniones de los Habsburgo con los Borbones asistimos a una fusión (en la tele lo llaman crossover) entre Keeping up with the Kardashians y The apprentice, el antiguo reality de Trump. Del enlace surge un nuevo programa Keeping up in the White House, comandado por la nueva ideóloga global, mamá Kris. Imagínense a Donald con su desayuno en el Despacho Oval mientras se acerca Kim en plan gatita para proponerle un Bill. Después, los dos se dirigen a cámara y en tono plano describen la experiencia. Corte a publicidad. Las audiencias explotan. Las acciones de la NBC también.

Mientras, en la cadena rival, el antiguo padrastro de las criaturas, empieza, ahora que podría ser madrastra, a notar cierto interés por Don. Nos lo cuenta a cámara mientras se ajusta los tirantes del sujetador. Para colmo, la ex de Donald, asesorada por la otra ex Ivana Trump, se resarce del chasco de no ser first lady incorporándose al cásting de otro reality, Las Ex Ex Ex Esposas de Nueva York. En medio de este follón dinástico televisivo hay que tratar asuntos de Estado con Irán, Rusia, China o Israel. Imagínense a Donald. Lo casca todo por la tele en plan Aló Presidente. El mundo se derrumba. ISIS ataca; la sociedad occidental es pura decadencia…¡Uf!

Me había quedado frita al solazo por combinar la sangría con el debate de los candidatos republicanos. Menos mal que era solo una pesadilla. ¿O no?

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