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Migrados
Coordinado por Lola Hierro

Nuevas formas modernas de esclavitud: ¡No estamos todas, faltan las internas!

Unas mujeres se manifiestan el 30 de Marzo, Día Internacional por los derechos de las trabajadoras domésticas. Imagen: Red de Mujeres América Latina y el Caribe en España.

AUTORA: ANA CAROLINA ELÍAS ESPINOZA

El título que da nombre a esta entrada es una de nuestras frases reivindicativas para visibilizar la privación de libertad en la que vivimos miles de mujeres trabajadoras del hogar familiar en régimen de internas.

Cada vez son más las contrataciones de mujeres migrantes para el cuidado de personas mayores a las que sus familias no pueden atender; lo más lamentable de esto son las condiciones de precariedad laboral que tenemos que soportar, tales como salarios que no se corresponden con las largas y extenuantes jornadas de trabajo, el incumplimiento reiterado de lo pactado en el contrato de trabajo, la negativa de los empleadores a efectuar el pago de las cuotas de la Seguridad Social, la no concesión de permisos para acudir a una cita médica o para atender emergencias familiares, etcétera. La lista de situaciones se vuelve interminable llegando, en algunos casos, a constituir formas modernas de esclavitud, sobre todo cuando amenazan a las trabajadoras extranjeras indocumentadas con denunciarlas ante la policía para su “encarcelamiento” en un CIE (Centro de Internamiento para Extranjeros) para su posterior expulsión de España sino acepta las, a veces inhumanas, condiciones de trabajo.

Vivir en el mismo lugar de trabajo no es un "chollo" como muchos piensan, porque nos obliga a estar disponible para nuestros jefes y sus familias las 24 horas del día, y esto se vuelve algo rutinario en el caso del cuidado de personas con enfermedades físicas o mentales que requieren a toda hora un tipo de atención especial, ya sea el suministro de medicamentos o el simple cambio de pañales. El desgaste físico, mental y emocional que vivimos por este trabajo muy rara vez es recompensado económicamente y en muchas ocasiones, ni un simple agradecimiento por dedicar nuestras vidas al cuidado de sus seres queridos.

Para colmo, la sociedad nos margina y discrimina sólo por realizar tareas que si no se realizaran, no podría garantizarse la sostenibilidad de la vida misma.

Estamos convencidas de la importancia de nuestro trabajo, por eso lo único que queremos es la igualdad de derechos con el resto de trabajadores y trabajadoras de España. No pedimos medallas al mérito, aunque las merecemos. Sólo queremos tener derecho a la prestación por desempleo, al fondo de garantía salarial, el poder ejercer plenamente el derecho a la sindicalización y a un convenio colectivo, facilitar la inspección de trabajo para que el Estado pueda supervisar de manera eficaz nuestras condiciones de trabajo.

Para avanzar hacia todo ello, se podría comenzar por la ratificación de España al Convenio 189 OIT, recomendada por el mismo director de la oficina de la OIT en nuestro país, y quien hace casi un año lo hizo ante el Congreso de los Diputados. A la fecha, este convenio ha sido ratificado por 17 países, entre ellos solo cinco europeos, Alemania, Italia, Irlanda, Finlandia y Suiza.

Estamos cansadas de ser la chacha, la sirvienta, la esclava; también somos personas con necesidades, con familias, con sentimientos; y merecemos ser tratadas con dignidad.

¡Es cuestión de justicia: igualdad de derechos para las trabajadoras domesticas!

ANA CAROLINA ELÍAS ESPINOZA es Presidenta de Servicio Doméstico Activo, SEDOAC y miembra de la Red de Mujeres Latinoamericanas y del Caribe en España.

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