Así es como se mantiene un icono durante más de 40 años
No hay muchas prendas reconocibles como la chaqueta Barbour pero sí muchas lecciones que extraer de la historia de la casa
El campeonato de los Seis Días Internacionales de Trial de 1964, a diferencia de otros, no suele denominarse con el topónimo de la ciudad donde se celebró. Pocos conocían entonces –incluso ahora- qué era exactamente y dónde se encontraba con precisión la localidad de Erfurt, así que, para la historia del motociclismo, aquel torneo ha pasado a la posteridad como el que se celebró, sin más, en Alemania del Este.
Fue el uniforme empleado en muchos submarinos militares durante la Segunda Guerra Mundial
Por supuesto, los terrenos germanos bajo control soviético no eran territorios carentes de connotaciones. Se pudo apreciar perfectamente en su ceremonia de apertura, cuando el actor Steve McQueen, que competía en el equipo estadounidense, se presentó portando una bandera norteamericana al hombro en medio de un sinfín de delegaciones internacionales presididas por un gigantesco retrato de Lenin. Sin embargo, en lo que no se diferenciaba del resto de competidores era en su indumentaria: una chaqueta de algodón encerada que desde finales de los años 50 se había convertido en el uniforme no oficial de todo campeonato de motociclismo que se preciara. En 1957, el 97% de los participantes la llevaba. Y a principios de los años 60 ningún motorista se imaginaba llevando otra cosa.
Desde luego, aquello estaba muy por encima de las expectativas que albergaba la familia Barbour cuando, en 1908, decidió utilizar sus talleres de confección para crear prendas enceradas destinadas a la naciente industria del motor. Lo hicieron en South Shields, en el nordeste de Inglaterra, donde todavía hoy continúan sus oficinas. Allí fue donde Duncan Barbour diseñó y presentó el primer mono de motociclismo que, en 1940, comenzó a comercializarse también en dos piezas separadas. No tardó en popularizarse: fue el uniforme empleado en muchos submarinos militares durante la Segunda Guerra Mundial y, una vez pasado el conflicto bélico, la chaqueta se transformó en una prenda imprescindible para los motoristas.
Esta chaqueta la ha llevado lo más célebre de aquella subcultura pulcra y vinculada a las tradiciones británicas como Diana de Gales o los héroes de la Guerra Fría
Sin embargo, el tiempo convertiría a la chaqueta Barbour International (ya en aquel entonces se la conocía así) como una prenda urbana. La llevaron los Sloane Rangers británicos de los años 80 y, con ellos, la más célebre de aquella subcultura pulcra y vinculada a las tradiciones británicas: Diana de Gales. También los héroes de la Guerra Fría (no ha habido James Bond sin chaqueta encerada) e, incluso, estrellas del pop.
A pesar de todo, hace sólo 15 años que Barbour cuenta con departamento de diseño. Hoy ha diversificado sus colecciones y produce distintas líneas, aunque su seña de identidad sigue siendo la Barbour International y los elementos que la hacen plenamente reconocible: su estructura ligera, su corte holgado, sus botones metálicos, forros de distintos diseños y cinturón de hebilla. También su icónico bolsillo diagonal en el pecho, reminiscencia de una época en que todo motorista llevaba consigo mapas para orientarse por las calzadas de medio mundo y que ahora resulta idóneo para llevar el teléfono se forma segura y manejable. Al final, los buenos diseños se reinventan por sí mismos.
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