Lorenzo se viste de Lorenzo

Jorge Lorenzo siempre fue un niño muy creativo. De los que se entretienen con unas pinturas y un papel o montando una improvisada obra de teatro, como hacía con su hermana Laura, cinco años menor y a quien dirigía a su antojo en el salón de su casa en Palma. “Siempre fui muy creativo”, dice a menudo el dos veces campeón de MotoGP. Le gusta el diseño, no en vano siempre se ha implicado en la creación de los cascos que luce en el mundial de motociclismo. Y a presumido le ganan pocos: su cuidado corte de pelo –ahora que ya no luce provocativas crestas como hacía en la adolescencia– o ese perfil bueno que siempre muestra ante la cámara, dan buena cuenta de ello. Así que, después de un fallido intento con la firma de gafas de sol Hawkers (de la fue socio y cofundador), y visto que no podía asesorar en la línea de diseño, ha decidido montarse su propia marca de gafas de sol: Skull Rider. Y de camisetas, de paso, su prenda fetiche. Blancas y negras, especialmente, pues son los colores que le visten cuando no lleva el mono o va enfundado en la camiseta azul de Yamaha. Y como motivo: una calavera con casco. Espíritu motero. Inspirado, además, en la Ruta 66, esa que recorre Estados Unidos de costa a costa.

Después de un fallido intento con Hawkers ha decidido montar su propia marca de gafas de sol para implicarse en el diseño

La esencia de las prendas, basada la imagen en la de un tipo inconformista y rebelde, que ama el riesgo y no sigue las normas, nace de la amistad de dos chavales que amaban el motociclismo: el propio Lorenzo y su amigo de la infancia Rubén Vinagre, licenciado en Administración y Dirección de Empresas y cofundador de la firma. Se conocieron de pequeños, pasaron muchas horas buscando monedas en la piscina, dieron muchas vueltas en moto juntos y siguieron las instrucciones de Chicho Lorenzo, quien les enseñó a tocar con la rodilla el asfalto y a perderle el miedo a la velocidad; y soñaron, también juntos, con un futuro lleno de éxitos. Este parece el principio de otra de sus aventuras, después de compartir casa –o mansión, sí, esa mansión que el deportista mostró en un polémico vídeo hace unos años– a las afueras de Barcelona. Se han presentado este martes en la 080 Barcelona Fashion y quién sabe si después de las gafas y las camisetas se atreven con un repertorio más amplio. “Zapatos o zapatillas, quizá”, señala el piloto.

La calavera protagoniza los diseños de sus camisetas, para cuya creación se buscaron materiales con toques de elementos técnicos y efectos metálicos. La sobriedad de los colores de la ropa contrasta con la viveza de las gafas de sol: la colección combina un estilo más clásico, con monturas color carey o una variedad de tonos oscuros, incluido el militar, con otras rosa ácido o verde lima. Sus productos (enfatizan la calidad del mismo, especialmente de los materiales de las gafas) se venden por internet, en la página de SkullRiderinc, y a precios aptos para casi todos los bolsillos: 35 euros, unas gafas; 40, una camiseta. La moda, por si alguien lo duda, no distrae a Lorenzo, que no le quita ojo a su compañero Valentino Rossi, líder del Mundial con 10 puntos de ventaja sobre el mallorquín.