Realidad y fantasía
Fantasía es algo que uno desea que suceda, pero que rara vez lo hace. Realidad es algo que está sucediendo, y que ojalá jamás lo hubiera hecho
Fantasía es algo que uno desea que suceda, pero que rara vez lo hace. Realidad es algo que está sucediendo, y que ojalá jamás lo hubiera hecho. Todo lo que habita entre lo primero y lo segundo se llama centro. Si quieren saber qué es, tómense un Lexatin y llamen a Ciudadanos. Esta semana hemos vivido la materialización de dos parejas de celebridades. Una es pura fantasía, y la forman la modelo que supo sonreír, Cara Delevingne, y Annie Clark (St. Vincent), autora del mejor disco del pasado año. La otra es abyecta realidad y está compuesta por Taylor Swift, ser humano, y Calvin Harris, dj y modelo y viceversa. El pasado domingo, St. Vincent colgó en su Instagram la imagen de un papelito en el que se podía leer algo supuestamente redactado por Cara y que rezaba: “Annie Clark, cásate conmigo”. Ella respondía: “OK…”. Poco romántico para una fantasía, pero, bueno, a la escritora Caitlin Moran le pidieron la mano mientras orinaba entre dos contendores. Tuvo que elegir entre subirse las bragas y recoger el anillo. El matrimonio sigue feliz. La suya es una realidad que funciona porque jamás fue fantasía. Annie y Cara, en cambio, funcionan como la fantasía definitiva: una pareja formada por dos humanos maravillosos que, además, a pelo, no pueden perpetuar esta estúpida especie. Juego y partido. Por lo contrario, Taylor y Calvin, son una amenaza casi nuclear. No solo pueden hacer niños tras despojarse de la ropa de sus patrocinadores, sino que pueden acometer juntos algo casi peor: música. Después de todo, las parejas de la Swift tienden a decirnos muy poco sobre su estado sentimental y mucho sobre cómo será su próximo disco.
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