Alejandro Sanz transforma medicinas en sonrisas
El cantante visita el proyecto que puso en marcha hace un año para niños con cáncer en la azotea del Hospital 12 de Octubre
Dice Alejandro Sanz que cuando se es padre de un hijo se es padre de todos los hijos del mundo. Lo afirma desde la azotea del hospital 12 de Octubre de Madrid, ahora convertida en un jardín para niños con cáncer. Vestido con vaqueros, camisa azul y con la sonrisa que lo caracteriza, el cantante se acerca a los niños que lo esperan en la puerta del jardín en el que plantó hace un año el primer árbol. “Hala… que chulo ha quedado”, sentencia mientras observa los detalles de las instalaciones. Y es que, a pesar de estar en medio de las grabaciones de La Voz y ultimando los detalles de su gira Sirope que comienza el 30 de julio en Córdoba, el intérprete quiso hacer un hueco en su apretada agenda para visitar el proyecto que busca mejorar la estancia de los pequeños en el centro. “Perdonen la hora pero era el único tiempo libre que tenía”, dice mientras se resguarda del sol. Eran las cuatro de la tarde.
El compositor de Un zombie al intemperie y El Hombre de Negro (El Hormiguero) son dos de los colaboradores más cercanos de la fundación Juegaterapia, la institución encargada de crear estos espacios verdes. “Los niños necesitan más que la medicina, es importante que tengan sitios para jugar”, resalta el cantante.
La instalación de la azotea del hospital costó unos 250.000 euros, tiene de 800 metros cuadrados, columpios, plantas, motos de juguete y alberga una cúpula que proporciona sombra para que los niños puedan jugar mientras reciben su terapia. “Se nota la diferencia en los pequeños cuando pueden entretenerse y reír”, comenta el artista, que es padre de cuatro hijos. Aunque él está involucrado en otros proyectos solidarios (como la lucha por salvar el Ártico), confiesa que cuando se trata de ayudar a niños “siempre está dispuesto”. “Nos ayuda mucho cada vez que él escribe algo o habla del tema. Tenerlo como padrino nos da mucha visibilidad”, asegura Lourdes Amayas, de Juegaterapia.
Pero no solo dedica tuits o convoca a la prensa, Alejandro también ha diseñado junto a su hija mayor Manuela, de 14 años, uno de los pañuelos que usa Baby Pelón, un muñeco sin pelo inspirado en los niños que padecen cáncer. “Mis hijos siempre están involucrados en los proyectos que apoyo”, cuenta mientras María Pérez, de 7 años, le muestra su pañuelo con margaritas que ella misma diseñó. “Te ha quedado más bonito”, le contesta Sanz antes de posar sonrientes para una foto.
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