La Habana, nueva
(*) Por Fernando Carrión M
Cuba vive cambios vertiginosos y La Habana, como toda ciudad histórica, no está exenta de los mismos. Dos elementos emblemáticos así lo muestran:
- El regreso al Capitolio de las funciones parlamentarias de Cuba es parte de la reforma política de la isla, lo cual devolverá la polis a La Habana. Adicionalmente se creará una centralidad en La Habana Vieja que atraerá a los habaneros a esta zona. Hoy hay un febril trabajo de restauración de este edificio que fue construido –a imagen y semejanza al de Washington- en el mismo tiempo que requirieron para su edificación inicial.
- La recuperación de la Bahía, que fue el lugar original del puerto que le dio a La Habana la condición de ciudad portuaria, es un proyecto clave de la reforma económica. Hoy Cuba construye su puerto nacional en Mariel –gracias al apoyo de Brasil- para dotarle a la isla de una infraestructura acorde a los tiempos de la globalización. Este nuevo puerto especializará a la Bahía en dos funciones: por un lado, hará que la ciudad central le dé la cara a su origen histórico convirtiéndola en una especie de Plaza y por otro, le especializará para la entrada de los grandes ferrys que vendrán de La Florida y de los cruceros cargados con miles de turistas.
Son cambios históricos de la ciudad que, a su vez, plantearán grandes retos al gobierno de La Habana Vieja; por ejemplo: diseñar otro modelo de gestión donde la planificación deberá ser indicativa, reguladora del mercado y tener alto nivel de control.
Veremos qué pasa en los años por venir. La ciudadanía habanera, por lo pronto, está optimista, a la espera que llegue una Habana Nueva con la música, la alegría y el donde gentes que tienen.
* Fernando Carrión M. es profesor e investigador del Instituto de de Estudios Urbanos de la Universidad Nacional de Colombia
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