Toque de atención en México

Lejos de ser un cheque en blanco para el presidente, Enrique Peña Nieto, la victoria del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en las elecciones legislativas celebradas en México el pasado domingo debe ser interpretada como un toque de atención de la sociedad mexicana para que profundice —en los tres años que le quedan en el cargo— en la lucha por los derechos humanos y contra la corrupción.

El electorado mexicano ha dado signos de un descontento muy importante que se está fraguando entre amplias capas de la población; Peña Nieto tiene que tomar buena nota de ello. Una prueba palpable de esta inquietud popular es que los tres partidos tradicionales han descendido en número de votos, mientras que, por primera vez, candidatos independientes han logrado cargos muy importantes como el de gobernador de Nuevo León. A destacar también que Andrés Manuel López Obrador ha estrenado con éxito su nueva formación política, Morena, que se nutre precisamente del mencionado descontento.

Peña Nieto inició su mandato con el programa de reformas modernizadoras más ambicioso de la historia de México. Unas reformas que son necesarias y que todavía deben ser completadas y aplicadas, sin que se den pasos atrás como ha sucedido, por ejemplo, en un capítulo tan crucial como es el de la educación.

Pero el presidente debe entender que a los mexicanos no les importa solo la economía y el desarrollo —los principales objetivos de su programa reformista— sino también, y mucho, la lucha contra la impunidad y la corrupción que lastran en numerosas partes del país la vida democrática. Ese es el mensaje dejado en las urnas el domingo.