Ciudades amigas del Medio Ambiente
El cambio climático generado por la polución, tiene un impacto radical en el equilibrio entre el medio ambiente y el ser humano. El aumento de la temperatura global, la desertización, el crecimiento de los caudales de los ríos y del nivel del mar, con la consecuente desaparición de zonas costeras o la acidificación de los suelos y del agua, a nivel medio ambiental; o bien el aumento de las alergias, la escasez de alimentos o las muertes por desastres naturales, a nivel humano, son palpables desde hace décadas en distintos puntos del planeta.
La polución, sin duda, es un factor de riesgo para la salud de los más de 7 mil millones de personas que habitamos el planeta. Pero con más de la mitad de la población mundial asentada en ciudades, el papel que desempeñan las urbes para minimizar las causas del cambio climático tanto a nivel de la salud humana como de la salud del medio ambiente, es crucial. Los organismos internacionales se han apresurado en los últimos años en generar ciudades inteligentes y resilientes. Pero, ¿qué hay de aquello del "es mejor prevenir que curar"? ¿Para qué prepararnos para paliar las consecuencias de nuestro maltrato al medio ambiente si no estamos evitándolas?
La contaminación del aire que se respira en la mayoría de las ciudades, pero también del agua o la tierra, son factores de riesgo de multitud de enfermedades respiratorias, cardio y cerebrovasculares, virales o circulatorias que sufren los ciudadanos. Hasta tal punto que, tal como advirtió en la última Asamblea Mundial de la Salud, el relator especial de Naciones Unidas para los Derechos Humanos y el manejo de Sustancias y Residuos Peligrosos, Baskut Tuncak, la contaminación causa alrededor de unos 13 millones de muertes al año.
La administración de las ciudades tiene gran parte de culpa. Pero, desde luego, también las prácticas de los ciudadanos deben cambiar a partir de pequeñas acciones como escoger la bici en lugar del coche o la moto.
Sin embargo, los gobierno no están llevando a cabo su parte del compromiso. Muchas de nuestras ciudades, como es el caso de Madrid, incumplen las normativas marcadas por la Unión Europea. Aunque hay que reconocer que hay casos alarmantes en el mundo como los de Pekín, Nueva Delhi o Ciudad de México, con densidades de población muy altas y una gran falta de inversión tanto en educación ambiental como en políticas de reducción de emisión de gases.
Y aunque hay un camino muy largo aún por recorrer, hay muchas oenegés y activistas que luchan para que los gobiernos se comprometan a reducir el nivel de emisiones y generen ciudades con aire limpio. En Europa, ejemplos como el de la iniciativa Clean Air in Cities (o Aire Limpio en las Ciudades), utilizan la justicia como un instrumento para poner las administraciones bajo presión para garantizar la aplicación de la Directiva marco europea sobre la calidad del aire. Y a día de hoy es difícil que ninguna ciudad pueda maquillar el no estar haciendo los deberes en cuestiones medio ambientales.
Por eso, la iniciativa Soot Free Cities presenta cada año un ranking de ciudades europeas según sus niveles de contaminación en el aire. Así, encontramos que encabezando las buenas prácticas en materia de emisiones se encuentran ciudades como Zurich, Copenhague, Viena o Estocolmo, mientras que a ciudades como Barcelona (en la posición número quince) o Madrid (en la posición número veinte) les queda aún mucho por hacer para cumplir unos niveles de contaminación que hagan de ellas lugares saludables para vivir.
Quizás, días como el Día Mundial para el Medio Ambiente son cruciales para que los ciudadanos tomemos conciencia de lo que nuestras ciudades pueden y deben hacer para preservar el medio ambiente y asegurar espacios saludables que no pongan en riesgo nuestra salud.
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