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Manzanares: "La gente dice que odiamos a los animales. Para nada"

El diestro más contemporáneo habla sobre homofobia en los toros, los antitaurinos, su amistad con Kate Moss y la pérdida de su padre

Carlos Marcos

José Mari Manzanares se está desprendiendo del fino jersey que le cubre la parte de arriba del cuerpo. Estamos en el vestidor de un estudio fotográfico madrileño. Solo tres personas: él, su representante y este cronista. “Mira, mira, esto me lo hice hace un mes”, señala en su piel desnuda. No es la cicatriz desgarrada de una cornada traicionera en un tarde donde vienen mal dadas. Es un tatuaje. Una rosa, grande, roja, imponente, en la parte izquierda de su espalda. Es su único tatuaje. “Simbolizo la rosa con la vida: bonita pero dura, ya que también tiene espinas”, explica. Ese tatuaje, aunque oculto a la vista pública, es una pista más de la personalidad contemporánea de un torero a la contra en un mundo que se caracteriza por las puertas con los pestillos echados.

José Mari Manzanares (Alicante, 33 años, casado y con dos hijos, un niño de tres y una niña de dos) se presta a sesiones de moda, anuncia relojes elegantes (es embajador de IWC Schaffhausen), protagoniza campañas de publicidad (como la de Dolce & Gabbana de esta temporada), ha visto cómo Kate Moss se desnudaba a su lado… Al mismo tiempo, cita al morlaco con el rostro tenso y las mandíbulas apretadas dibujándose en su bello rostro. Y sale por la puerta grande de La Maestranza después de una faena memorable. O se juega la ingle en cada natural ejecutado con una mano izquierda que ha sufrido 13 operaciones quirúrgicas. Un tipo moderno en un mundo muchas veces apolillado. Un hombre con el fuerte atractivo de la vulnerabilidad.

Fíjese lo que dice un crítico de toros: “El negocio taurino es una cueva trasnochada y tenebrosa en la que todo está oculto, recóndito y secreto”.Hay muchas cosas que son así, ocultas. Hay intereses y contaminación. Y eso no es sano. Yo no oculto nada. Tiene un poco de razón ese comentario. Pero yo soy todo lo contrario. Me intento mantener al margen. De hecho, cuando no toreo no leo nada.

Yo no soy gay, y aun así he tenido muchísimos detractores. Y atacan, y atacan… Porque hago sesiones de moda, tengo Twitter y soy abierto"

Igual soy un caso extraño, pero en mi entorno, tanto en el trabajo como en la vida personal, no conozco a ningún aficionado a los toros.Bueno… De unos años para acá está empezando a crecer la afición. El mundo de los toros ha tenido un problema: no se ha sabido o no se ha querido contar. Los propios toreros somos muy nuestros. Muchas veces no nos gusta hablar de nuestra vida. Y, claro, a las nuevas generaciones les cuesta aficionarse a algo si no tienen información. Hace unos años ya detecté ese problema. Por eso desde el principio de mi carrera he intentado acercar el mundo del toro al público. O por lo menos que conocieran cómo es mi vida, la de un torero, sin necesidad de meterse en cuestiones privadas. Y lo he notado en las plazas. Antes la media de edad era muy alta, pero ahora veo mucha gente joven. Y eso me alegra.

¿Usted cree que el mundo del toro va acompasado con la sociedad?No. Es conservador. Pero yo esa mentalidad no la tengo. Y fíjese que mi padre ha sido un torero que ha marcado época. Lo que me ha transmitido es brutal: respeto al mundo del toro, hacia los compañeros, hacia la profesión. Y me ha inculcado unos valores muy importantes: sacrificio, esfuerzo, perseverancia. He asimilado todo eso y siento lo mismo que mi padre, pero vivo en otra época, soy de otra generación. Él empezó a ser torero a los nueve años. Yo empecé con 19, viví la adolescencia, fui a la universidad [empezó Veterinaria, pero lo dejó]... Viví como un adolescente más. Eso te ayuda a abrir la mente. No ofendo a nadie con las cosas que hago y siempre intento la máxima difusión del mundo del toro.

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Una hipótesis. Yo soy gay y torero. Lo digo públicamente y me dejo fotografiar con mi novio. ¿Voy a sobrevivir laboralmente?Uf. No lo sé. Eso depende de la fuerza de cada uno. Si tú eres capaz de soportar lo que venga, sobrevivirás. Seguro que habrá gente a la que no le guste. Yo no soy gay, y aun así he tenido muchísimos detractores. Y atacan, y atacan… Porque hago sesiones de moda, tengo Twitter y soy abierto. Ahí entra la capacidad que tenga cada persona de saber aguantar.

¿Son raros los toreros?El mundo del toro, en general, es una filosofía de vida en la que nos cuesta exteriorizar lo que sentimos. Tenemos unas sensaciones y unos sentimientos fuertes. Muchas veces no es fácil exteriorizarlos. Pero yo hago un esfuerzo. Hay gente que me critica por eso, pero…

Supongo que eso es difícil de gestionar.Yo soy tímido cuando estoy con gente. Pero llego a la plaza y no lo pienso. Si me pongo a pensar que hay miles de personas juzgándome… Eso me pasaba al principio. Pensaba: “Ya me están comparando con mi padre”. Me atenazaba y solo daba un 50%. Pero aprendí.

El mundo del toro, en general, es una filosofía de vida en la que nos cuesta exteriorizar lo que sentimos. Tenemos unas sensaciones y sentimientos fuertes. No es fácil exteriorizarlos. Pero yo hago un esfuerzo. Hay gente que me critica por eso"

¿Recurrió a psicólogos?Mire, yo tengo una anécdota: conocí a un psiquiatra que hoy es padrino de mi niña. La verdad es que doy gracias a Dios por haberlo encontrado. Fue hace unos cinco años. Los toreros tenemos muchísimos altibajos y cambios de estado anímico. Fue un invierno duro… por mis pensamientos. Empecé a crearme cosas que no eran reales. Entras en ese círculo vicioso, y va a peor. Y es un desastre. El psiquiatra me ha ayudado a entender lo que realmente importa, a gestionar bien mis emociones. A veces las emociones son bonitas, pero juegan malas pasadas.

¿Sigue acudiendo a él?Sí. Ayer mismo estaba en mi casa. Somos amigos. Jamás me ha cobrado. Desde el primer día nunca me habló de dinero. Fue una conexión.

¿Cuál era su problema? ¿Por qué se bloqueaba?Lo de la comparación con mi padre fue más al principio. Indalecio, que así se llama el psiquiatra, entra después. Tenía un problema para gestionar mis emociones. Creía cosas que no existían. Ante una tarde importante, me preguntaba: “¿Cómo estará la gente?, ¿soplará el viento?”. Luego empezaban las dudas emocionales: no me encuentro bien… Es una vida complicada.

Si usted ha discutido con su mujer, ¿lo nota toreando?Sí, claro. La vida personal del torero influye mucho. Estamos plenos cuando nuestra vida personal es feliz.

Eso es una gran responsabilidad para su pareja. Ella es la que tiene mérito.Totalmente. Yo me pongo delante del toro, pero la que me salva es ella. La responsabilidad de la mujer de un torero es brutal, y la gente no lo sabe. Ellas son las que nos mantienen. Deben quererte muchísimo y ser lo suficientemente inteligentes como para saber entenderte y llevarte. Cuando estás arriba tienen que saber ser frías. Y cuando estás abajo te dan cariño, amor, fuerza, comprensión. Mi mujer me mantiene en un punto medio y me da tranquilidad. La verdad es que he tenido la suerte de encontrar a Rocío [Escalona, su esposa desde 2010].

Es que no puede [verle torear su mujer]. Su reacción es de terror. Sufre por mí. Y yo le entiendo, porque a mí me pasaba igual con mi padre"

¿Cómo le compensa usted a ella?Bueno, intento compensarle con mi amor. Con muy pocas cosas más. No le puedo compensar con tiempo, porque estoy mucho fuera; tampoco llevándola de viaje, porque estoy siempre de plaza en plaza, y cuando descanso me apetece estar tranquilo en casa. Y ella dice que estando a mi lado ya tiene suficiente.

Con esta vida itinerante, el fracaso en la pareja es una posibilidad muy real.La pareja que tiene fuerza aguanta. Llevamos juntos desde los 16 años. Hombre, toda pareja tiene sus épocas buenas y malas, pero nunca ha peligrado la relación.

Creo que su mujer nunca le ha visto torear.Es que no puede. Sufre mucho.

Entonces, ella no ha vivido ninguno de sus triunfos.Ha ido a verme a algún festival y su reacción es de terror. Sufre por mí. Y yo le entiendo, porque a mí me pasaba igual con mi padre. Sientes miedo por una persona a la que amas. Es un peligro que tú no puedes manejar. Esa incertidumbre es horrorosa.

Oiga, ¿y cómo convencería a un antitaurino?Tienen que ir a una corrida y que alguien le explique todas las dudas que surjan. Es necesario que sea sensible y que tenga la mentalidad abierta para recibir las emociones. La gente dice que odiamos a los animales. Para nada. Yo amo al toro. Mi casa esta llena de perros, hasta tengo un guacamayo. Mi perra Mía duerme muchas veces conmigo, y mi mujer se enfada por ello.

El diestro lleva traje de tres piezas y camisa de Dolce & Gabanna.
El diestro lleva traje de tres piezas y camisa de Dolce & Gabanna.

El diestro ha vivido estos últimos meses oculto entre las grietas. Penando. Se ha quedado sin lágrimas. El pasado 28 de octubre falleció su padre, el gran José Mari Manzanares, diestro de época, fuerte personalidad. Un derrame cerebral se lo llevó a los 61 años mientras estaba en su finca. Hace años que vivía solo, después de divorciarse de su mujer, la madre de José Mari, con la que estuvo casado 17 años. Cuando habla de su progenitor le embiste una oleada de tristeza.

¿Quién tiene las cosas de su padre: sus trajes de luces, sus capotes...?Están en su finca de Extremadura [cerca de Trujillo] y son de los cuatro hermanos [tiene dos hermanas, y un varón, que es rejoneador]. Está todo tal cual lo dejo él. La finca para mi padre era el sueño de su vida. Era feliz allí. Trabajó toda su vida para vivir así, tranquilo en su campo, con sus animales, disfrutando de la vida…

Hay una imagen muy emotiva de su padre y usted. El día de su alternativa (en 2003), cuando le abraza y hablan durante largo rato. ¿Qué se están diciendo ahí?Recuerdo todo lo que me dijo [se emociona, y le cuesta hablar]. Me dijo lo que significa ser torero, que es la profesión más dura del mundo, pero la más bonita. Que para él había sido algo mágico entregarle toda la vida al toro. Y que esperaba que yo tuviera el valor, la perseverancia y el sacrificio de poder sentir lo que él había sentido durante toda su vida. Luego ya me dijo cosas más personales, entre padre e hijo. Ahí ya entra el amor y las emociones que él y yo nos teníamos. Fue una persona superespecial, con un carácter fuerte y atractivo. Yo tardé tanto en decidirme a ser torero por miedo a… No podía decirle a mi padre que quería ser torero y luego arrepentirme a los dos años. No podía. Lo llevaba pensando desde los 15, pero la primera vez que toreé en público fue con 19. Es tanto el respeto que él me infundió que tardé cuatro años en decidirme [se vuelve a emocionar; le cuesta hablar].

Perdone que hable de su padre, pero es inevitable.Es que estoy muy sensible. Todos los recuerdos que tengo de él son bonitos. Hemos chocado algunas veces. Es lo típico: cuando el hijo se rebela y no quiere hacer caso a un padre que tenía toda la razón. Porque lo sabía todo y quería ayudarme, pero el hijo quiere hacerlo a su manera. Pero lo que más había entre mi padre y yo era amor.

¿Le afectó mucho el divorcio de sus padres?Sí. Me pilló con 14 años. Fue duro. Más cuando tus padres son personajes públicos. Pero la verdad es que tanto él como ella siempre han antepuesto el amor a sus hijos. Esa época fue triste, pero pasó.

Otra de las pasiones que ha heredado de su padre es el gusto por los relojes.Sí. Una de las marcas que utilizaba mi padre era IWC Schaffhausen. Le encantaban. Éstaba orgulloso de que yo fuera la imagen de la marca. Creo que lo hacen todo con una calidad extraordinaria. He ido cuatro ocasiones a Ginebra a ver las colecciones, y son fantásticas. En concreto, una que hicieron de Top Gun. Todo lo que elaboran es cuidado, perfeccionista, con calidad y precisión en las piezas. Con una elegancia que me encanta. Es la que más se parece a mi personalidad. Siento que llevo en la muñeca una auténtica obra de arte.

Fue un invierno duro… por mis pensamientos. Empecé a crearme cosas que no eran reales. Entras en ese círculo vicioso, y va a peor. Y es un desastre"

Usted es aficionado a Twitter. ¿Qué tuit pondría mientras está toreando?Uf. Lo he pensando muchas veces, pero me resulta difícil explicar la sensación que tengo. Creo que lo que más puede transmitir es una foto, un gesto de tu cara. Eso refleja los nervios, el miedo…

El torero fuma mientras habla. Afirma que lo dejará cuando perciba que le afecta físicamente. Desde que le fotografiara el prestigioso Peter Lindbergh en 2007 ha realizado varias sesiones de moda. Una de las más comentadas fue junto a la modelo Kate Moss, para Mario Testino. Él, vestido de torero, con una camisa abierta, y ella, desnuda, tumbada en un sofá. La idea del paraíso para muchos hombres y mujeres.

¿Cómo se concentra uno teniendo desnuda al lado a una de las mujeres más bellas del mundo?No se me pasaron por la cabeza pensamientos que no tuvieran que ver con la sesión de fotos. Para nada. Yo siempre que estoy vestido de luces me cambia la mentalidad.

Entonces, si no llega usted a estar vestido de luces...Claro. Kate Moss es guapa… Y tiene una forma de ser que también me gusta. Es cariñosa y muy agradable. Me hizo la sesión muy fácil.

Manzanares en una corrida reciente en Arles, al sur de Francia.
Manzanares en una corrida reciente en Arles, al sur de Francia.

¿Se depila usted el cuerpo?Es que no tengo apenas pelos. Mi padre era igual. Los de las piernas sí que me los quito. Pero por comodidad, por los leotardos que me tengo que poner para torear.

¿Se echa colonia para torear?No. Eso lo aprendí de mi padre. El toro lo huele, y es peligroso. El otro día que toreamos en Valencia, llegué a la furgoneta y olí a perfume. Pregunté: “¿Quién se ha echado colonia?”. Un banderillero dijo que él. Y le recordé eso, que no, porque el toro pasa muy cerca, lo huele, y es peligroso. Yo me pongo desodorante, uno neutro que apenas huele.

Hablando de la estética, una pregunta que se hace mucha gente y pocos se atreven a comentar: ¿cómo gestionan los toreros una posible erección cuando están embutidos en los trajes de luces?[Risas] En el momento que uno está centrado en el toro piensa en todo menos en eso: el miedo no te deja.

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Sobre la firma

Carlos Marcos
Redactor de Cultura especializado en música. Empezó trabajando en Guía del Ocio de Madrid y El País de las Tentaciones. Redactor jefe de Rolling Stone y Revista 40, coordinó cinco años la web de la revista ICON. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y Máster de Periodismo de EL PAÍS. Vive en Madrid.

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