Miss mayo
Una de las muchas cosas que tenemos en común servidor y Naomi Campbell es que cumplimos años el mismo mes. Y una de las peculiaridades es que fuimos concebidos propulsados por el calor y el tinto de verano durante un mes agosto
Una de las muchas cosas que tenemos en común servidor y Naomi Campbell es que cumplimos años el mismo mes. Y una de las peculiaridades de los que nacimos en mayo es que fuimos concebidos propulsados por el calor y el tinto de verano durante un mes agosto. Nuestros padres, no hay duda, nos quieren. Otra cosa es que nos esperaran. Somos como el AVE a Galicia. Como el gol de Iniesta. Como que la llamada de Esperanza Aguirre para ofrecerte la alcaldía de Madrid.
Esta semana se ha celebrado el cumpleaños de la modelo de color (otro aspecto que nos hace casi indistinguibles para cualquiera que no tenga el ojo educado) y ella ha decidido celebrarlo con una fiesta en un castillo cerca de Niza. 45 años. Ha invitado a celebridades como Leonardo DiCaprio. Pero también a otros humanos ricos pero no famosos. A estos, Naomi, que si le gustara el fútbol siempre dice que sería keynesiana, decidió hacerles pagar 1.800 dólares por acudir al evento. Ella llegó tres horas tarde. Había atasco en el baño. El dinero abonado por estos potentados, pero no célebres -solo bobos- ha ido destinado a varias obras benéficas. Los medios han castigado a la modelo por cobrar entrada para algo que, después de todo, no era más que una fiesta de cumpleaños. Pero, la verdad, la suya ha sido una obra ejemplar, un homenaje a la tradición. En vez de hacer que la gente traiga presentes y bebida, sabiendo que los primeros terminan siempre en Wallapop y lo segundo en alguna macetera, les ha hecho pagar en efectivo, que es como te daba el regalo la abuela cuando eras niño. Luego ibas y, claro, donabas el monto completo a los huérfanos de Nepal. Si es que está todo inventado.
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