Hombres
Llega el 'fofisano', el nuevo arquetipo masculino que ha puesto de moda DiCaprio luciendo torso flácido sobre un yate
En 1995 quería estar exfoliado y entallado como Beckham. Hasta se compró ropa interior él solo. En 1998 aspiraba a tener cara de niño y ni un pelo en el pecho, algo que a Leonardo DiCaprio le funcionó incluso mientras se hundía un barco del tamaño de Andorra. Si a las chicas les recordaba a su mejor amiga, sus posibilidades de triunfo serían infinitas, pensó. En 2001 descubrió finalmente lo que realmente quería ser: George Clooney. La tarea le resultó poco concreta. No sabía por qué ranura pasar la tarjeta de crédito. Así que, en 2010, descubrió que tal vez no podría ya lograr la cara de niño de Zac Efron, pero igual estaba a tiempo de pillar unos buenos abdominales. Ya puestos, se hizo también con una bici y una Nespresso. Y la semana pasada, cuando se había finalmente depilado las ingles, había entrado en un restaurante para pedir una ensalada sin aliño y barajaba seriamente la posibilidad de cambiar su foto de perfil en Tinder por un selfie actual frente al espejo del baño, compró un periódico —la edad se puede disimular en un número finito de elementos— y entró en pánico.
Una foto de DiCaprio en un yate, con el torso flácido y envuelto en una toalla, ilustraba un artículo que anunciaba la llegada del fofisano, el nuevo hombre de moda. Corrió a casa, se quitó la camiseta y se plantó frente al espejo del baño, el mismo que tantas alegrías le venía dando. La luz rebotaba sobre sus abdominales. Se echó a llorar. ¿Lloran los fofisanos?, se preguntó después, mientras se preparaba un bocadillo de mollejas con panceta.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.