Cuando los usuarios defienden el transporte público

En 1994, los usuarios del transporte público de Los Ángeles, organizados por el sindicato de conductores de autobús (Bus Riders Union), presentaron una demanda colectiva contra la MTA, la agencia de transporte metropolitano de esa ciudad. El billete de autobús se había encarecido y, a la vez, dicha agencia iba a invertir dinero en la construcción de otra red de transporte rápido que uniera el centro de negocios con los suburbios. Se trataba de una línea que buscaba favorecer a la población más rica: justamente la que trabaja en el centro y vive en las afueras. Los usuarios habituales, y mayoritarios del transporte público de Los Ángeles son latinos. Trabajan limpiando esas oficinas de la zona de negocios, los jardines públicos del centro o las casas de quienes trabajan allí. Además de usuarios habituales son constantes: necesitan trasladarse muchas veces a lo largo del día. Por eso para ellos la frecuencia de los autobuses y metros decide no solo su calidad de vida, también, en parte, su capacidad de subsistencia.

En ese tipo de acciones veía Secchi un posible futuro para las ciudades. “La adopción de políticas que no se basen en obras grandes y espectaculares, sino que garanticen la permeabilidad y accesibilidad a la naturaleza y a las personas, a todos, sin distinción; que cambien la ciudad como en el pasado la han cambiado otras grandes crisis”. No tendría perdón desatender tan sabio legado.