Cómo y cuándo dejar Twitter
Dos famosos han abandonado la red social provocando cantidades opuestas de escándalo: ¿superaremos algún día estas situaciones?
Vengando al vengador
El cineasta Joss Whedon abandonó Twitter esta semana en el peor momento posible para abandonarlo. El director acaba de estrenar Los vengadores: La era de Ultrón, la película más taquillera y probablemente sobreanalizada de lo que va de año, y crítica y público llevaban desde entonces achacándole a él personalmente todos los fallos y todos los aciertos de la cinta. La crítica se ocupaba de los aciertos y el público de los fallos. El problema fue cuando el público decidió centrarse en un solo fallo. De repente, se puso de moda criticar soezmente a Whedon por misógino (dicho educadamente) porque la única superheroína de la cinta protagonizara su única historia de amor. Entonces llegó el lunes, Whedon cerró su cuenta en la red social y se puso de moda criticar soezmente a los que lo habían criticado porque habían espantado a uno de los pocos directores que muestra un mínimo de interés por conectar con sus fans. El miércoles, el realizador le aclaró a Buzzfeed que si había dejado Twitter no era por los críticos, cuyos tuits ya habían aparecido en docenas de artículos, sino porque la herramienta en sí le quitaba demasiado tiempo.
Filósofo moderno
La red social también sufrió la baja de Jaden Smith, el hijo de 16 años de Will Smith y autor de unos tuits tan infaliblemente incomprensibles que el público de lengua viperina lo tenía por filósofo irónico. Sus reflexiones oscilaban entre lo que debemos platearnos a diario —“¿NOS HEMOS MUERTO YA?”, diciembre de 2012— a lo irresoluble —“¿Cómo Pueden Ser Reales Los Espejos Si Nuestros Ojos No Son Reales?”, mayo de 2013—, pero recopilarlas en artículos y reproducirlas en camisetas (Buzzfeed produjo hasta una ópera de 15 minutos con ellas como letra) era una constante de la cultura digital.
Así somos
Los problemas siempre van a ir de la mano al dejar redes sociales. En el caso de un famoso, como era Whedon esta semana, su huida siempre se va a considerar noticia inesperada. Y a las noticias inesperadas les sigue un fervor generalizado por lo casuístico que, si bien no mueve montañas, al menos crea problemas: la humanidad siempre exige una explicación inmediata, probablemente para saber en qué género etiquetar el suceso y así empezar a entenderlo, con independencia de que esa explicación se pueda conocer o entender o que incluso exista. Y en el caso de Jaden, la constante es aún más prometedora: nadie, jamás, en ningún lugar querrá que quede constancia de lo que escribía en redes sociales cuando era un adolescente.
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