Madrid: Prohibido mendigar y dormir al raso

Según la candidata del PP a gobernar el Ayuntamiento de Madrid, Esperanza Aguirre, la mendicidad "ahuyenta a los turistas". En plena campaña electoral, la presidenta del PP de Madrid aseguraba la semana pasada que hay que desplazar a los mendigos del centro de la capital para lavar la imagen de caras a los visitantes extranjeros. Ya en 2006, cuando Gallardón era alcalde de Madrid, propuso obligar a los mendigos a dormir en albergues y sacarlos de la vía pública. Curiosamente, por aquél entonces, Esperanza Aguirre se mostraba contraria a esta prohibición. Hoy, defensora de ella, insiste en que hay alternativas a dormir a las calles suficientes para cubrir las necesidades de los sin techo. Y a pesar de que muchas ONGs ya han denunciado que no hay suficientes plazas para la cantidad de personas que no pueden acceder a una vivienda; autoridades judiciales han advertido que dormir en la calle no representa ningún delito y que no se puede obligar a nadie a que duerma en un albergue.

Según varios estudios universitarios, Madrid alberga a unas 2.000 personas sin hogar, de los cuales más de 700 duermen cada noche al raso. En un momento en que el 27% de la población española está en riesgo de pobreza o exclusión, donde los índices de paro rozan el 24%, la precariedad laboral y los contratos temporales representan un 36,3% del total de los empleos... Lo último que debería preocuparle a la señora Aguirre es que los turistas que aterricen en Madrid se escandalicen por ver evidencias irrefutables de que en España las cosas no van bien.

Pero no solamente algunos alcaldables de las ciudades españolas "quieren limpiar las ciudades" de los que a su modo de ver "ensucian su imagen". A principios de año, una circular interna del Metro de Madrid desató una gran polémica cuando pidió a los revisores que se incrementara la petición de billetes a gays, músicos, mendigos, vendedores y pedigüeños. Al parecer, molesta aquél que intenta buscar una forma de subsistencia informal cuando todas las vías para acceder a un trabajo digno se han agotado.

Pero, por descontado, no es Madrid la excepción. En varias ciudades europeas y del mundo, el drama de las altas tasas de paro y la vulneración de los derechos a una vivienda y un trabajo dignos se ha acabado de endurecer con propuestas de ley que pretenden prohibir la mendicidad y el dormir al raso. Así, se prohíbe a los indigentes descansar en los bancos o en la vía pública, guardar sus pertinencias en ella o practicar la "recolección urbana" (buscar comida en las basuras). Y sin atacar la raíz del problema y buscar solución a la pobreza extrema en nuestras ciudades, lo único que se consigue es criminalizar, estigmatizar y hostigar a los más vulnerables.

Un indigente en París. Imagen de Eric Pouhier, bajo licencia Creative Commons.