Libertades
Malas noticias, David: parece que nadie aprendió nada
Después del atentado contra Charlie Hebdo, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, dijo: “El hecho de que este fue un ataque a periodistas, a nuestra libertad de prensa, también pone de relieve el grado en el que estos terroristas temen la libertad de expresión y de prensa (...) compartimos con el pueblo francés una creencia (...): la libertad de expresión (...) no puede ser silenciada por la violencia”. A principios de marzo, el presentador Rodner Figueroa, de Univisión, la cadena televisiva en español más grande de aquel país, hizo, en su programa de entretenimiento El gordo y la flaca, un comentario ofensivo, o agresivo, o las dos cosas, acerca del trabajo de caracterización de un maquillador: “Ustedes saben que Michelle Obama parece del elenco de El planeta de los simios”. Fue despedido, la cadena calificó su comentario de “reprobable”, y él pidió disculpas aclarando: “No soy racista”. David Brooks, del The New York Times, escribió, después del atentado al Hebdo, una columna que decía: “A los periodistas de Charlie Hebdose les aclama (...) como mártires de la libertad de expresión, pero (...) si hubiesen intentado publicar su periódico satírico en cualquier campus universitario estadounidense (...) no habría durado ni treinta segundos. Los (...) habrían acusado de incitación al odio (...) habría (n) ordenado su cierre (...) mucha gente (...) se apresura a idolatrar a quienes arremeten contra las opiniones de los terroristas islámicos en Francia, pero (...) es mucho menos tolerante con quienes arremeten contra sus propias opiniones en su país (...) esta podría ser una ocasión para aprender algo (...) para adoptar una postura menos hipócrita hacia nuestras propias figuras (...) provocadoras y satíricas”. Malas noticias, David: parece que nadie aprendió nada.
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