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EL ACENTO
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La audiencia manda

Los nuevos lenguajes televisivos se mueven en el delicado filo entre el entretenimiento y el periodismo

SOLEDAD CALÉS

Es difícil saber si fue una indiscreción o el epílogo de la biografía de un psicópata que necesita que su crimen se conozca. Pero el caso es que al excéntrico multimillonario estadounidense de 71 años Robert Durst su ansia de fama le ha jugado una mala pasada. Sin percatarse (quizá) de que todavía llevaba puesto el micrófono inalámbrico al terminar una entrevista para una serie de televisión, y cuando creía estar solo y que nadie le oía, susurró para sí mismo: “Ya está. Te han pillado. ¿Qué hiciste? Pues matarlos a todos, por supuesto”.

La entrevista se grabó en 2012 y “todos” serían su esposa, que desapareció misteriosamente en 1982, la escritora y amiga de la familia Susan Berman, asesinada en 2000, y un vecino al que se encontró descuartizado meses después. Durst, un tipo escurridizo, no fue declarado culpable de ninguno de los tres crímenes. Pero ahora, la emisión de la serie The Jinx (El gafe) en el canal HBO ha dado la vuelta a la tortilla y ha sido detenido por un presunto asesinato ocurrido hace 15 años.

Si finalmente se demuestra que es culpable, el mérito se lo apuntarán los responsables de El gafe, que habrían conseguido aclarar en un documental con toques de telerrealidad un caso que la policía lleva tres décadas intentado resolver.

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Al mismo tiempo, se abre un inquietante debate. ¿Desde cuándo sabían los periodistas que Durst había confesado los crímenes? ¿Lo comunicaron con prontitud a la policía o esperaron al momento más oportuno para sacar provecho a las audiencias? ¿Escondieron una prueba para no poner en riesgo el éxito de la propuesta?

Los responsables de la serie dicen que escucharon el audio registrado indiscretamente dos años después. Pero eso no ha evitado las críticas hacia la HBO y, por extensión, a los modelos narrativos que se mueven en el delicado filo entre el entretenimiento y el periodismo. La HBO podría aplicarse su propia medicina y producir un reality para mostrar cómo actuaron los directores de El gafe. Así sabríamos si el trabajo de investigación merece tal nombre o es un producto a mayor gloria de la audiencia.

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