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Tribuna
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La nueva Izquierda Unida

Recuperar la credibilidad exige elevar el listón ético en la política

En 2012 el pueblo andaluz se saltó el guion establecido, reventó las encuestas y frenó en las urnas la hasta entonces imparable ola del PP. Hoy el contexto político ha cambiado. Tras quedar en evidencia su programa de recortes indiscriminados, trasvase de rentas del trabajo al capital y laminación de derechos, el PP ya no es una alternativa en nuestra tierra. Ahora tenemos la oportunidad de pasar de un Gobierno de resistencia, que ha evitado la privatización de los servicios públicos, a un Gobierno de verdadera transformación social, que ponga la economía al servicio del interés general y ataque de raíz las causas de esta brutal crisis económica que ha multiplicado el número de pobres. Con toda humildad, tenemos la convicción de que esto sólo es posible desde una izquierda honesta con programa definido, que ponga su experiencia y su arraigo al servicio de medidas audaces. Y con principios y valores puestos a prueba durante décadas de lucha y gestión eficaz de lo público.

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Con sólo 12 diputados de 109, Izquierda Unida ha sido la garantía de un Gobierno andaluz sin corrupción, el primero hasta donde alcanzan las indagaciones judiciales, y que ha promovido además la investigación de los casos de corrupción de anteriores Ejecutivos socialistas, lo que a la postre ha llevado al PSOE a acusarnos de provocar inestabilidad. Hemos actuado con sinceridad, honradez y utilidad social en nuestras áreas de Gobierno, poniendo cada euro público al servicio del interés general. Frenando más de 6.000 desahucios; reduciendo hasta un 75% los cargos directivos de las empresas públicas para optimizar sus servicios y eliminar estructuras clientelares; arrebatando a los buitres que viven de lo público las llaves de la inversión; eliminando sobrecostes y financiación usurera de la obra pública para evitar el expolio de hasta 3.000 millones de euros; gestionando con acierto y ejemplaridad un sector estratégico, el turismo, que en 2014 alcanzó sus mejores cifras.

Y más importante: diciendo la verdad, elevando el listón ético de la política para recuperar su credibilidad, siendo fieles a un programa. El PSOE se ha muerto de miedo a las verdaderas políticas de transformación social. Ahora tenemos hambre de urnas. Porque Andalucía necesita atacar de raíz sus problemas, y eso sólo puede garantizarlo una izquierda organizada y coherente con fuerte apoyo popular expresado en la movilización y manifestado en las urnas. Ni el paro y la desindustrialización, cara y cruz de la misma moneda, ni tampoco la insuficiente riqueza que deja en Andalucía nuestro sector agroalimentario, pueden combatirse con un recambio de eslóganes, con vaguedades, ambigüedades o análisis de la realidad de nuestra tierra cargados de sentimentalismo superficial.

Atender en primera línea las consecuencias de la crisis, combatir radicalmente sus causas: ése es nuestro proyecto

Ofrecemos propuestas con el sustento de análisis objetivos y memorias económicas. Proponemos una banca pública que libre de la asfixia a las pymes, los autónomos y las cooperativas, castigados por la falta de crédito de los mismos bancos que el PP y el PSOE han regado de dinero público; una Ley de Agricultura que deje aquí el grueso del valor añadido; un blindaje total de la gratuidad y la universalidad de los servicios públicos que, más allá de evitar las privatizaciones, dignifique las condiciones de trabajo de todos sus profesionales; una revitalización del sector de la construcción a través de la rehabilitación, que deje atrás los cantos de sirena de los nostálgicos de la especulación; una estrategia integral que eleve al 20% el peso de la industria en la economía; una modernización de nuestras ciudades, puesta en práctica allí donde gobernamos e inspirada en las mejores experiencias de movilidad y ecología urbana de Europa...

La nueva Izquierda Unida, asentada sobre sólidos fundamentos ideológicos y adaptada como instrumento a unos tiempos que nos exigen más transparencia y altura de miras, mantiene el objetivo irrenunciable de erradicar la pobreza, sin dejar de paliar la que existe aquí y ahora. Por eso garantizamos el acceso a la luz y al agua, los mínimos vitales, a todos los andaluces que hoy no pueden pagarla. Atender en primera línea las consecuencias de la crisis, combatir radicalmente sus causas: ése es nuestro proyecto. En las instituciones y en la calle, donde clamamos contra el artículo 135 de la Constitución, pactado por PP-PSOE para anteponer el pago a los bancos a cualquier urgencia social. Y donde lanzamos un mensaje de aliento al Gobierno griego, en feroz batalla por la dignidad de su pueblo frente a una Europa convencida de asignar al sur un papel periférico y subsidiario. Andalucía está con Grecia.

Somos una izquierda hecha de principios y valores. Sin principios y valores no hubiéramos estado solos contra Maastricht, germen de esta Europa antisocial; ni hubiéramos advertido, en medio de la juerga del ladrillo, que España entera amanecería con una terrible resaca; ni hubiéramos pedido la abdicación del anterior rey cuando aún era Juan Carlos, el Campechano. Sin principios y valores dejaríamos de enarbolar el feminismo, el laicismo, el republicanismo, el ecologismo... Sólo quien se compromete con sus ideas puede comprometerse con su pueblo. Y nuestro pueblo es Andalucía, una tierra de memoria, lucha y dignidad, que tiene ante sí una histórica oportunidad de transformación. Somos parte indispensable de ella.

Antonio Maíllo es candidato de IU a la presidencia de la Junta de Andalucía y Alberto Garzón es diputado de IU y candidato a la presidencia del Gobierno de España

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