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El acento
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Error y rectificación

El ministro Morenés ha rectificado su torpe respuesta al problema del acoso sexual, pero ahora ha de demostrar que habrá cambios

Marcos Balfagón

El ministro de Defensa, Pedro Morenés, ha tenido ocasión de comprobar el alto precio que puede tener para un político actuar de forma prepotente y autoritaria, y hacerlo además en condiciones de máxima publicidad. Como señaló en un editorial este diario, el ministro lo hizo todo mal en el pleno del Congreso en el que fue preguntado por el caso de la comandante Zaida Cantera.

En lugar de responder sobre las represalias y el calvario que ha sufrido la comandante tras denunciar unos abusos sexuales por los que fue condenado un teniente coronel, el ministro lanzó una cortina de humo acusando a quienes airean el caso de atacar a las Fuerzas Armadas, y a la diputada de UPyD Irene Lozano de “bajeza moral” por la forma de encarar el asunto. A poco que se haya visto después en alguna de las muchas reproducciones de la escena, al ministro no le habrá gustado la imagen que proyectaba. Y tampoco al Gobierno del que forma parte, en horas bajas y ante un largo proceso electoral. No se sabe qué idea le nubló, pero lo cierto es que su actitud mostraba una gran insensibilidad hacia un problema grave y hacia una mujer que en todo caso era una víctima, y que como tal aparecía, llorosa, en la tribuna de invitados.

La respuesta del ministro hacía verosímil la idea de que en las Fuerzas Armadas hay un clima propicio a los abusos y que la cadena de mando no solo no reconoce el problema, sino que lo oculta y persigue a quienes lo sufren.

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En política, cuanto más estridente es el error, más intensa y visible ha de ser la rectificación. Esta llegó la misma noche, en declaraciones a la cadena SER. El ministro dio las gracias a la comandante por su vocación, dijo que sentía enormemente lo que le había ocurrido y que haría todo lo posible para que su vida fuera más llevadera.

Bien. Pero hechos son amores y no buenas razones. Lo importante ahora es que el ministro ha anunciado un protocolo de actuación contra el acoso sexual. Habrá que ver qué medidas incluye, pero está claro que hay que acabar con un sistema que hace que quienes sufren acoso solo puedan plantear la cuestión ante sus superiores: entre ellos puede muy bien estar el propio acosador.

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