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DEFENSORA DEL LECTOR
Tribuna
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Qué debe o no debe publicar un periódico

Los artículos sobre la contabilidad de la rama de banca de CC OO han provocado críticas y también aplausos de lectores ajenos al sindicato y de afiliados

Comisiones Obreras, el mayor sindicato español por número de afiliados, fue noticia de portada en EL PAÍS el domingo 15 y el lunes 16 de febrero. En ambos casos, por informaciones sobre su antigua federación de banca Comfia. El titular de la primera de las informaciones era: CC OO de banca pagó 3,7 millones en sobresueldos a sus delegados, y el sumario especificaba: “Bancos y cajas dieron al sindicato más de ocho millones en cinco años”. En el texto, firmado por Oriol Güell, que ocupaba las páginas 28 y 29 de Economía, se detallaban las cuentas de Comfia entre los años 2008 y 2012, y se desarrollaba lo anunciado en la portada.

El lunes 16 de febrero, se publicó la segunda entrega, que arrancaba también en primera página, bajo el título, CC OO de banca gastó 14 millones en comidas y viajes en cinco años. Con el sumario: “Los dirigentes destinaron grandes partidas a restaurantes, hoteles y a organizar congresos”. La información iba acompañada por un editorial —que pedía al sindicato claridad sobre sus cuentas— y ocupaba la página 22 de Economía. El texto detallaba desde los restaurantes frecuentados por dichos dirigentes hasta las partidas dedicadas a viajes y otros gastos.

Los artículos, que fueron muy leídos en la web, han provocado quejas de varios lectores, algunos de los cuales —Pedro Benítez Gamero, Manuel Fernández Colorado y Antoni Montellà Dalmau— se presentan como antiguos delegados de Comfia o afiliados a CC OO. Ramón Barragán Reina, ex secretario general de la Federación de Enseñanza del mismo sindicato, envió también una carta muy crítica al director, que ha llegado a mis manos. Alfredo Feito Cano y Fernando García Mora, sin lazos con esa organización, se han dirigido a mí, o al director, para criticar lo publicado sobre Comfia. También me ha llegado un mensaje colectivo que sintoniza con la denuncia de los artículos, y he podido comprobar, en el buzón del equipo de Investigación, que varios lectores y afiliados a CC OO les han felicitado por el trabajo realizado.

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La tesis fundamental de los críticos es que los artículos no denuncian nada ilegal, por lo que consideran puro sensacionalismo el que se dedique tanto espacio a detallar las cuentas de Comfia, y a informar del dinero recibido de los bancos. Insinuaciones, opinan, destinadas a manchar la reputación de CC OO.

Pedro Benítez Gamero critica los textos y el editorial. Señala que en la banca, una parte del salario es variable. “Es ocioso indicar”, dice, “lo que le pasa a tu variable si se te ocurre la idea, no ya de ser delegado, sino simplemente el presentarte a las elecciones en un puesto de relleno. Hablo por experiencia”. Manuel Fernández Colorado abunda en lo mismo. Critica el editorial y se queja de que “hayan aparecido los nombres de perceptores de dietas por asistir a un congreso”.

No quiero dejar de citar, aunque sea brevemente, la carta de Ramón Barragán en la que subraya la legalidad de los complementos salariales, ya que, dice, “los perceptores (unos 100 sindicalistas) pagaban sus impuestos”. Este sindicalista admite que en esta práctica, y en los gastos publicados, puede haber algo “éticamente reprobable”. Pero rechaza por “inaceptable” lo que considera insinuaciones tendenciosas de este diario.

Por su parte, Alfredo Feito deduce de los artículos que “el trabajo de investigación consistió en dirigirse al departamento de contabilidad de Comfia”, donde le habrían facilitado todos los datos al redactor. Oriol Güell niega este extremo y explica: “EL PAÍS tuvo acceso a la contabilidad interna detallada hace meses y desde entonces ha estado procesando y analizando los miles de archivos y decenas de miles de apuntes contables. Cuando el trabajo ya estaba (en lo posible) completado, este periodista se reunió con el sindicato para contrastar la información y recabar su versión. El sindicato ofreció algunas respuestas y aportó datos (que en su práctica totalidad ya teníamos), mientras en otros prefirió no entrar al detalle. Después de esta reunión, el sindicato remitió una circular a sus afiliados y publicó las cuentas de los años 2008 y 2013”.

No se trata de descalificar a CC OO, sino de informar de una práctica discutible

“Dichas cuentas”, añade Güell, “no incluyen beneficiarios y cuantías percibidas por los delegados, tampoco las aportaciones hechas por entidades financieras, apuntes contables de gastos en restaurantes, hoteles y viajes”. En cuanto a los complementos salariales, “figuran en el apartado ‘otros gastos de personal’, y las aportaciones de los bancos, sin especificar, en el apartado, ‘ayudas”.

Güell admite que se equivocó al usar la palabra “delegados” en el titular, como equivalente a “dirigentes”, al referirse a quienes cobraron sobresueldos. Eso ha provocado quejas de delegados que se sintieron ofendidos al no haber recibido nunca un céntimo extra. “Nuestro deseo ha sido ser lo más precisos posible y por ello se publicó en la web el nombre de todos los que habían cobrado los sobresueldos”, dice Güell. “En todo caso, hago aquí extensivas mis disculpas a los que se hayan sentido injustamente tratados por la información”.

Entre los que se han sentido molestos por este motivo está el sector de Tecnologías de Información y Comunicación (TIC) de Comisiones, colectivo que me ha enviado el siguiente mensaje: “Rechazamos rotundamente su titular del día 15, que da a entender que todos los delegadas/os de Comfia-CC OO se han lucrado con sobresueldos”. Pese a ello, destacan: “Desde el sector TIC, llevamos más de un año reivindicando información, transparencia y participación a la Federación de Comfia-CC OO. En este sentido, las afiliadas/os deberíamos conocer el detalle (origen y destino) de cada euro que entra en Comfia-CC OO. A día de hoy, sigue sin suceder”.

José María Irujo, responsable de Investigación, defiende la utilidad del trabajo realizado. “Esta información no solo es veraz y rigurosa —no se nos ha desmentido un solo dato—, sino necesaria, porque ni los ciudadanos, ni los miles de afiliados a este sindicato conocían que un centenar de sus delegados cobraron 3,7 millones de euros en sobresueldos entre los años 2008 y 2012, un periodo de crisis en el que este sector perdió más de 30.000 empleos y numerosas entidades fueron rescatadas con dinero público”.

“Descubrimos también otro dato inédito y relevante: nadie conocía hasta ahora la cuantía de las ayudas económicas que los bancos y cajas de ahorros facilitan a Comfia: 8,3 millones durante el mismo periodo; ni que en algunas entidades como la desaparecida Caja Madrid los representantes sindicales ascendían en la empresa al mismo tiempo que en el sindicato. Estos hechos y el gasto en viajes, comidas y cenas, que aparece en su contabilidad y que superó los 14 millones, fueron más que suficientes para creer que teníamos una historia importante que debíamos publicar”.

“Nuestra misión como periodistas”, añade Irujo, “no es solamente informar, también fiscalizar a organizaciones tan importantes como los grandes sindicatos. La primera consecuencia ya se ha producido: CC OO revisará el modelo de retribución de sus delegados”.

Por mi parte, creo que está fuera de duda que los artículos no pretendían descalificar a Comisiones Obreras, sino informar de unas prácticas poco transparentes, objeto de denuncia y controversia dentro del propio sindicato, y que merecen ser conocidas por el conjunto de la sociedad. Los representantes de Comfia fueron escuchados y se publicó también su versión, según la cual no se pagaron “sobresueldos”, sino complementos salariales totalmente legales.

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