No ofender
Confieso que no me une ningún lazo afectivo personal, ni tampoco intereses profesionales ni comerciales de ninguna naturaleza, con los países del Caribe, más que los lazos que como hispano y americano nos unen en una misma lengua, cultura y origen, con la madre patria española. Pero me sentí dolorido e indignado por las expresiones de un ministro del Gobierno de España al mencionar que “no somos un país caribeño”, acompañando dicha frase improcedente de una risa entre sarcástica e intento de ocultación, como suelen proceder los niños cuando hacen algo a sabiendas de que está mal. Lo incomprensible es que el ministro de Sanidad, Alfonso Alonso Aranegui —que de él se trata—, no hubiera presentado posteriormente una explicación a modo de disculpa de esa lamentable frase. Al menos es de esperar que la vicepresidenta del Gobierno, que en dicha ocasión acompañó el disparate con una sonrisa de complicidad, le hubiera dado una buena reprimenda por tan insólita actitud.— César J. Tamborini Duca.
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