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EL ACENTO
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Diagnóstico, paranoia

Sobre Clint Eastwood ha caído de refilón una censura peligrosa: la corrección política

SOLEDAD CALÉS

Desde Moscú lapidan a Andréi Zviagintsev y desde Los Ángeles a Clint Eastwood; al siberiano, por haber construido una película (Leviatán) de incontestable talento naturalista sobre la pringosa corrupción que enfanga una localidad a orillas del mar de Barents; a Eastwood por haber rodado American sniper (en España, El francotirador) como una supuesta apología del militarismo. La presión sobre Zviagintsev es espeluznante. El ministro de Cultura de Rusia, Vladímir Medinski, declara muy enfático que los personajes de la película “no son verdaderos rusos”. Cuando los ignorantes se ponen estupendos suelen hundirse en el esencialismo. El fino estilista intelectual ha dicho más: “Las películas que insultan a las autoridades en el poder no deben ser financiadas con el dinero de los contribuyentes”. Quizá el capitalismo ha progresado en Rusia, sobre todo porque muchos contribuyentes se han quedado con las propiedades públicas privatizadas; pero lo que no ha cruzado la frontera es una mínima percepción democrática. Medinski y las autoridades ortodoxas que han pedido la prohibición de la película, se comportan con la histeria desatada de quien se siente amenazado en su cueva neolítica mientras devora carne cruda.

Sobre Eastwood ha caído de refilón una censura igual de peligrosa, pero menos hiriente: la corrección política. Al parecer, en las candidaturas de este año hay pocos actores, directores y técnicos negros. Si American sniper es un panfleto político (todavía no se ha estrenado en España), el cauce para denunciarlo es el aparato crítico estadounidense, de probada eficacia destructiva. Con independencia de su ideología —¿acaso un espectador con estudios someros no puede separar la propaganda de la construcción artística?—, Clint Eastwood es un director que merece crédito; nadie puede sorprenderse de que su película haya sido seleccionada para los Oscar.

Decía Juvenal que “la censura perdona a los cuervos y persigue a las palomas”. Digan los detractores de American sniper por qué es una película inferior a Selma en términos estrictamente cinematográficos. Si no son capaces de hacerlo, el diagnóstico, como en el caso de Leviatán, está claro. Paranoia.

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