El grito de oro
<IL>Cristiano Ronaldo logró su tercer Balón de Oro por méritos propios. Nadie discute que el galardón haya sido justo tras una temporada donde el Real Madrid conquistó su décima Copa de Europa con el portugués batiendo el récord de goles en un año.
Quizá Manuel Neuer podía discutirle el trono tras lograr el Mundial con Alemania, pero sabemos lo caro que es para un portero ganar este tipo de trofeos. El tercero en discordia, Leo Messi, no tuvo su mejor temporada pese a llegar a la final del Mundial y ser el mejor jugador del mismo. Lo que jamás podrá ganar Ronaldo es un premio a la deportividad o al respeto. Tras sus incontenibles lágrimas el año pasado, este año se ha vuelto a superar y tras recalcar tres veces en el discurso de agradecimiento que intentará seguir logrando títulos individuales, concluyó el mismo con su ya característico grito de guerra cuando celebra un gol. Ese “uuuuuhhh” que enmudeció a todos los presentes en el Palacio de Congresos de Zúrich. Un grito más propio de su hijo de 4 años que de un deportista de élite de 29. Sergi Concha Rubio.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.