Parlamento ficción: una noche en el culebrón de las tertulias políticas
El 13 de diciembre dos reporteras de ICON asistieron a "La Sexta Noche" y "Un tiempo nuevo". Aquí nos cuentan la experiencia
Curiosamente, los mismos que llevan medio siglo anunciando que la política se ha convertido en un circo, un espacio en el que la imagen prima sobre el discurso, son aquellos que mayores réditos parecen sacar de la profusión de programas sobre actualidad política, sazonados con entrevistas a los protagonistas del penúltimo escándalo o del próximo vuelco en las encuestas, con tertulias pobladas no solo ya por periodistas, sino también por políticos. ¿El parlamento es hoy una pantalla plana? Quizá no sea para tanto, pero es de necios subestimar su poder. Vivimos un fenómeno curioso, en el que un partido como Podemos puede surgir de la forma más romántica posible (entre un grupo de colegas en una universidad) y germinar de la manera más aparentemente vulgar (a base de una presencia mediática, entre refrescante y estridente). Nos interesa la actualidad porque hemos, finalmente, descubierto que nos afecta. ¿Quién nos iba a decir que sería la tele lo que nos ayudaría a entenderlo?
‘L6N’: La crisis y el petróleo
Sin preliminares. La Sexta noche (L6N) comienza con el profesor Gonzalo Bernardos llenando una pizarra con fórmulas para explicar la influencia del precio del barril de Brent y el cambio dólar/euro en la subida del PIB español. En prime time. “Uno de los éxitos del programa es que ha sabido explicar la economía de una forma didáctica y amena, pero sin resultar condescendiente con la audiencia”, defiende Andrea Ropero, copresentadora del espacio y responsable de las andreas, las piezas que resumen y ponen en contexto la información, además de cumplir la nada desdeñable función de romper el debate cuando la atención del televidente comienza a centrarse en la semejanza entre contertulios y personajes de Star Wars. “Si algo bueno ha dejado la crisis es una sociedad más curiosa, que quiere saber más y que, por lo tanto, terminará siendo más libre. Porque resulta más difícil de manipular”, argumenta Juan Ramón Gonzalo, director del espacio. ¿Y si, como sugieren Rajoy y el director de La Razón, Francisco Marhuenda, habitual del programa, los tiempos en los que las reivindicaciones sindicales se centraban en el derecho a una segunda vivienda estuvieran a punto de volver? ¿Regresarían las Mama Chicho y Bruce Willis al prime time? “La sociedad ha evolucionado. No hay marcha atrás. Por muy bien que vayan las cosas ahora, la gente no va a olvidar, por ejemplo, lo que es el sistema de votación proporcional”, liquida el director de informativos del canal, César González.
‘UTN’: Aquí cabemos todos
Cuando se ilumina el piloto rojo en Telecinco, L6N ya ha empezado, tal y como se ve en un pequeño monitor que la directora de Un Tiempo Nuevo (UTN) mira de reojo. Toni Cantó, diputado de UPyD e invitado, espera que el éxito de estos formatos “no se quede solo en la audiencia, sino que se traduzca en votos. Y que los abstencionistas vayan a las urnas”. Los participantes se entregan a la evidencia: la exposición lo es todo, aunque entrañe riesgos. “La tele es un medio más superficial, no permite matices ni complejidad, pero llega a más personas”, salda Pilar Rahola, una veterana de las tertulias.
‘L6N’: La hora Tania Sánchez
“Tú has robado”, “¿Vas a pedirle perdón a la ciudadanía?”, “¿Hay alguien de tu familia que no viva de la teta del Estado?”. Eduardo Inda, periodista de El Mundo y contertulio ungido con el don de la ubicuidad (dicen que si enciendes la tele y no está, morirás en tres días), no da tregua durante su entrevista a Tania Sánchez, candidata de IU a la presidencia de la Comunidad de Madrid y participante asidua. De la confrontación sale uno de los titulares del programa: Sánchez reconoce que en la adjudicación a su hermano de contratas por valor de 1,2 millones de euros en el Ayuntamiento de Rivas, del que ella era concejala, “seguramente hubo errores”. “Hay programas, y hoy ha podido verse, que a veces trascienden el debate para llegar, por motivos de espectáculo televisivo, a algo que no es correcto. Creo que hay que mejorar un poquito para ser más respetuosos, pero es una gran noticia que a la ciudadanía le interesen”, argumenta la política en la sala VIP tras su intervención. La intensidad del, llamémoslo, diálogo, ayuda a mantener vivo un programa que dura cinco horas. Aunque en ocasiones se caliente más de lo debido. “Resulta casi inevitable. Además, aquí hay contertulios que tienen querellas cruzadas [Pablo Iglesias presentó una demanda contra Eduardo Inda por decir que el líder de Podemos apoyaba a ETA]. Cuando coinciden en maquillaje no es que se den dos abrazos, pero hay corrección”, reconoce el presentador, Iñaki López. También tensión. En los pasillos del estudio la temperatura baja de fría a gélida cuando Sánchez se encuentra con el diputado del PP, Pablo Casado. Ella le exige que dejen de meterse con su familia.
‘UTN’: Revilla maravilla
Para arrancar, Telecinco ha apostado por un valor seguro, una conexión en directo con Miguel Ángel Revilla, un ejemplo más de político retirado de la primera línea que gracias a su participación en tertulias ha visto incrementar su popularidad hasta convertirse en una figura que arrastra audiencias, ya sea por filias o por fobias. Javier Negre, periodista de El Mundo, compara la situación con hinchadas de equipos de fútbol. “La gente se lo pasa bien viendo a estos personajes. Igual los aman que los odian, y ven una tertulia u otra dependiendo de quién está”. Otros dos ejemplos reseñables: el expolítico Miguel Ángel Rodríguez y Sor Lucía Caram se enzarzan dos horas después en un acalorado debate en el que se escapa algún insulto, momento que la directora pide a la conductora, Sandra Barneda, que temple los ánimos.
‘L6N’: Podemos y ETA
En el plató de La Sexta, tres representantes políticos (PP, PSOE y Podemos) disputan el protagonismo dialéctico a los periodistas presentes. Durante los nueve primeros meses de emisión de L6N, que el 20 de diciembre cumplió 100 programas, el equipo de producción no consiguió convencer a ningún miembro del partido en el Gobierno para que se sentase en una de sus sillas rojas. “Ahora son los partidos los que nos llaman pidiendo aparecer”, cuenta el director. Y cada uno tiene ya sus embajadores mediáticos. ¿El punto de inflexión? El ascenso de Podemos en las elecciones europeas. “Se dieron cuenta de que a través de programas como el nuestro podían llegar a mucha más gente de la que reunirían en un gira de mítines por España. Y que, además, nuestra audiencia era su target objetivo: gente interesada en política que va a votar”, continúa González. El descubrimiento en pleno 2014 de la televisión como instrumento político habla, según el director de informativos del canal, de dos fenómenos coincidentes: “Por una parte, la llegada de una nueva generación, como Pablo Iglesias, Albert Rivera [Ciudadanos], Alberto Garzón [IU] y Pedro Sánchez [PSOE], que no creen que la televisión frivolice o desvirtúe su discurso. Por otra, una mayor madurez democrática”. Hoy, tener una presencia activa en antena resulta “imprescindible”, asegura Tania Sánchez. “Solo espero que la gente no se quede en el sofá y que pase a formar parte de ese proyecto de cambio de modelo que sin duda va a llegar”, demanda la candidata de IU.
‘UTN’: Silencio, el juez habla
Tras Revilla, en Telecinco llega el momento de la apuesta señera del programa, “la entrevista estrella con uno de los protagonistas de la actualidad política, financiera o social”. Esta vez es el exjuez Gómez Bermúdez quien se acomoda en un asiento por el que ya han pasado Pedro Sánchez y Cristóbal Montoro. Una de sus entrevistadoras es Pepa Bueno, conductora del programa Hoy por Hoy en la Cadena Ser, quien reivindica la oportunidad que brinda este formato: “Los ciudadanos no están alejados de la política, sino de los políticos. Lo que piden es que les hablen claro. Están hartos de que les coloquen su propaganda, para eso ya tienen los mítines”.
La reticencia de muchos dirigentes a someterse a las preguntas de los periodistas, concluye Barneda, es una de las razones que explican la mala imagen que los ciudadanos tienen de ellos: “Cómo no va a ir mal la política si los políticos se comunican muy poco con el pueblo”.
Esther Palomera, habitual de estos espacios (aunque huye del calificativo de tertuliana), lamenta asimismo que “el partido en el poder utilice el plasma para no tener replicantes ni críticas”.
‘L6N’: Candidatos en campaña
En el control de realización, Gonzalo vigila Twitter y también qué hacen sus rivales de Telecinco. Parece Nacho Cano a los teclados. Cuando el debate entra en esa fase que Iñaki López define como “yo soy más listo que tú”, pide un cambio de tercio. “Esto no es La Clave. Somos una cadena privada y este, un programa informativo, pero también de entretenimiento”, define el presentador. Por eso, además de ser generadores de noticias, a los contertulios se les exigen dotes de comunicación. Algunos, como Marhuenda, las llevan de serie, según López; y otros, como Carmona, han ido depurándose con el tiempo. Ante el asombro del personal, el candidato del PSOE saca una camiseta de una asociación del barrio de Orcasitas y se la regala a Javier Sardá. Carmona casi puede oír los votos caer en la urna. También Tania Sánchez aprovecha las preguntas de Hilario Pino para desgranar su programa. Un toma y daca –la utilización de los medios por los políticos, y viceversa– de difícil encaje. Y que es tan antiguo como la imprenta.
‘UTN’: Sobremesa de actualidad
Una vez acabadas las entrevistas, llega la hora de la mesa de actualidad. Allí se dan cita, lo han adivinado, políticos y periodistas. El binomio más efeciente de la televisión actual. Un formato que, en opinión de Pepa Bueno, está en revisión. “Cada vez se busca más que quién esté en ella no solo opine sino que aporte información. Los espectadores demandan más análisis”. Uno de los que se sienta en la mesa es José Luis Pérez, director de informativos de la cadena Cope, que sostiene que “el tiempo del tertuliano de cabecera de un partido político ha pasado”, aunque añade que aún quedan algunos. En cuanto al papel que los polemistas juegan como líderes de opinión, la periodista de la Cadena Ser, Ana Terradillos, asevera que “estos tienen más poder del que son conscientes”.
‘L6N’: Infanta imputada
En el tramo final del programa de Atresmedia, los bandos están muy claros: Carmen Enríquez, periodista de La Razón y experta en la Casa del Rey, y Marhuenda (“¿Entonces estáis diciendo que el fiscal Pedro Horrach está cometiendo prevaricación?”), a favor de que no se pida prisión para la Infanta Cristina; Inda (“Carmen [Enríquez], tu profesión es ser cortesana”), en contra. El director del programa asegura que siempre intentan que las opiniones estén equilibradas, y que esta es, precisamente, una de las razones por las que considera que hablar de estos programas como “parlamentos televisivos” resulta exagerado. Si fuese así, dice, la mayoría (absoluta) de sus participantes serían afines al PP. “Me parece un poco presuntuoso. Algunos periódicos y radios se han confundido al pensar que eran el centro del mundo y del debate, y las teles no deberíamos cometer el mismo error”, concluye el responsable de informativos de la cadena. Pasadas las dos de la madrugada, termina la emisión. En cuanto a revuelo y presencia en las redes, el debate tiene un claro ganador: Francisco Marhuenda, que recibe más peticiones de selfies que ningún otro.
‘UTN’: Buenas noches y buena suerte
A la misma hora, los bostezos y las caras de cansancio se van dejando ver en el plató de Telecinco. Un miembro del equipo incluso tiene que llamar la atención al público para que esté más atento. Desde que empezó, este se había mostrado entusiasta, sobre todo en las intervenciones de Revilla y Sor Lucía, pero “todo tiene un límite”. Una de las que se sienta en las gradas “por dinero” es Melody, de 22 años, que reconoce que este tipo de programas le ha despertado el interés por la política. “Yo antes votaba lo mismo que mis padres, pero ya no”. A su lado varias señoras se quejan de la corrupción y exigen más presencia de los políticos para saber a quién están votando. Tras casi cinco horas de programa, al filo de las 2.30, la directora avisa por el pinganillo a la presentadora de que tiene que despedir. Cuando apenas se ha apagado el eco de la sintonía, llama la atención la velocidad con la que público, invitados y técnicos abandonan el plató. En cinco minutos queda desangelado.
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