Ya lo decía Torrente

Y es verdad. Escuchando el patético optimismo y las ocurrencias del presidente del Gobierno hablando de “las navidades de la recuperación” y paseando por las calles del centro de Madrid en vísperas de estas entrañables fiestas, se nota la alegría ciudadana que llena las calles más céntricas. Es posible que el aumento de la iluminación navideña (quizás un poquito más intensa, pero, también, más hortera que otros años) puede haber influido en la indiscutible sensación de felicidad del paseante, pero no tanto en el pequeño comerciante. Ya no hay crisis, pensarán algunos. Las dudas surgen cuando te alejas del núcleo urbano y te encuentras, de nuevo, con la realidad de tu barrio: calles oscuras, comercios cerrados con carteles de “se vende” o “se alquila”, bares vacíos, y algún ciudadano intentando encontrar, con la cara tapada, algo “útil” en los cubos de basura. Luego, entras en casa, pones la “tele”, y escuchas las voces de los tertulianos, diciendo cosas sobre la corrupción, el paro, la impunidad empresarial, la dependencia política del sistema judicial, la usura del sistema bancario, la decadencia de los sistemas laboral y sanitario y.... el Pequeño Nicolás. Entonces, te acuerdas de una portada de una revista de humor satírico que sale los miércoles, aunque se llama como el día siguiente, en la que una caricatura de Torrente decía: “Os creíais que lo mío eran películas, pero en realidad, son documentales de National Geographic”. Y tenía razón.— José Enrique Muñoz Blanco.