
Visiones para despertar las emociones
Los artistas que protagonizarán el 2015 celebran el final de este año.

Cocinero.
Lleva en su nombre su actitud y su estrella. Desde que llegó a Madrid, este cocinero vasco de 39 años ha dado mucha guerra. Tras conseguir dos estrellas Michelin en el restaurante del Club Allard, el pasado verano inició su carrera en solitario con DSTgE, el local al que la guía francesa acaba de otorgar la primera estrella. Así llegó a esta sesión fotográfica, premiado y “con una resaca del 15”, en honor al año que comienza. El reconocimiento pilló desprevenido a este artesano de platos que ha ensalzado los poderes del huevo. Se fue a celebrarlo con sus amigos de Zalacaín, el castizo restaurante que perdió su estrella en esta última edición del galardón. ¿Su arte? Su honestidad.
Nico
Goya Toledo. Actriz.
Atractiva. Especie de actriz eterna. A sus 45 años, en plena madurez, sigue habiendo un tono –además de canario– soñador en sus palabras: “El arte para mí es la libertad absoluta, la ausencia de miedo”, suelta. Y recuerda las pinturas de acuarelas que hacía a escondidas de pequeña para transportarse a otro lugar, más allá de la isla de Tenerife. Hizo algún pinito como modelo (todo le sigue quedando bien), pero pasó por la escuela de Cristina Rota y se dedicó a la interpretación. En este nuevo periodo que arranca solo ve una cosa: movimiento, ascendente, hasta las nubes. Un color: el blanco. Y un sabor: el agua. Más claro. ¿Su arte? Su mirada.
Jesús Castro. Actor. La revelación del año es también un descubrimiento para sí mismo. Realizó su aparición estelar en ‘El niño y ‘La isla Mínima’, dos de los acontecimientos cinematográficos españoles de 2014. Pero hasta hace unos meses vivía “del arte de llevar bandejas”. Este chaval de Vejer de la Frontera (Cádiz) de 21 años se ha encontrado de la noche a la mañana al lado de Luis Tosar. Parapetado con unos ojos de otra galaxia, se mueve con sorprendente naturalidad ante las cámaras. “Ya llevo el traje como el chándal”, bromea. Arrancará el año inmerso en el crimen organizado de Ceuta, en la segunda temporada de ‘El Príncipe’ (Telecinco). ¿Su arte? Su potencial.
Nico
Julia Spínola. Pintora.
Intensidad. Julia Spínola (Madrid, 1979) desprende esa sensación. Es como un rumiante con cuerpo de mujer. Su obra –para cada una genera todo un sistema– resuena en los círculos del arte y en las galerías madrileñas (Heinrich Ehrhardt). “Una artista plástica que sustituye las palabras por objetos”, dicen las crónicas. Meticulosa hasta la extenuación. Su mirada delata su obstinación, el empeño de quien parece querer ver por todos los ojos del mundo para darle a lo observado esa vida poliédrica, plena y confusa. “El arte proviene de un malentendido”, sentencia. “Es eso que actúa en el lugar de la incomprensión del desencuentro”. ¿El suyo? La conciencia.
Secundino Hernández. Pintor.
Desenfadado. Es la imagen viva y antitética del artista atormentado. Afincado en Berlín, al pintor madrileño, de 39 años, se lo quitan de las manos. Sus cuadros volaron en la pasada edición de la feria madrileña de arte Arco, a pesar de que una pieza era de 3 × 5 metros. Llegaron los respetados (y vigilados) coleccionistas americanos Don y Mera Rubell y arrasaron con cuanto llevaba su nombre. Desde entonces parece tenerlo todo vendido antes de pintarlo. No es broma. Los 25 lienzos de gran tamaño –sigue explorando límites– que colgó este verano en la galería londinense Victoria Miro se vendieron antes de ser expuestos. Su tono para 2015 es el “color de basamento terroso”. ¿Su arte? El hallazgo.
Nico
Marta Etura. Actriz.
La ex vicepresidenta de la Academia de Cine llega vestida de espontaneidad. Ágil, casi etérea, se posa. Marta Etura, tras su apariencia liviana, esconde la fuerza de un poderoso músculo entrenado en clases de baile. Se vislumbra en sus palabras y deslumbra detrás de un vestido negro de fiesta. A sus 36 años, con una dilatada carrera cinematográfica, ha roto con sus prejuicios y se ha adentrado en el mundo televisivo. ‘El incidente’, se llama la serie de Antena 3 con la que inaugurará en la pequeña pantalla este nuevo año. No ha perdido el Norte: “Lo que hace falta en 2015 es que este país empiece a valorar la cultura, que la apoye y la promueva con la consciencia de quien sabe que posee una riqueza”. ¿Su arte? La claridad.
Josué Ullate
Lleva el baile y las coreografías de su padre en el apellido. Afronta cada paso de la profesión que ha elegido (y heredado) con orgullo y con mucho amor y agradecimiento a su progenitor y maestro. Baila desde los 10 años y ahora, a los 20, puede presumir de hacerlo delante del ‘Guernica’, de Picasso, en el Museo de Arte Reina Sofía gracias a una coreografía creada por su padre, Víctor Ullate. ‘Quiebro’. Un quejido, un lamento con el que se conmemoró el Día Internacional de la Danza el pasado 27 de abril. Él arrancará 2015, un año de oportunidades, con un ‘grand jète’ para viajar e ir de gira con la interpretación que su progenitor ha realizado del ‘Amor brujo’. ¿Su arte? Su vergüenza.
Nico
Actriz y cantante, y músico. Miembros de la banda Marlango.
En plena madurez, Leonor Watling y Alejandro Pelayo (Marlango) renacen con ‘El porvenir’. Su nuevo disco será su pasaporte para cruzar las fronteras este año que comienza. Habla de futuro con las palabras del poeta Ángel González y de pasado con atrevidas versiones como ‘Ay pena, penita, pena’. El tándem de cantante-actriz y músico no se ha oxidado después de 10 años de trabajo conjunto. Se ha asentado hasta el punto de que hablan indistintamente de nosotros aunque lo que digan tenga más que ver con la primera persona del singular de cada uno de ellos. Todo está concedido dentro de esta pareja musical que son dos en uno. ¿Su arte? La inventiva.
Nico
Bailarín.
Es la estrella del Ballet Nacional. Su objetivo es lograr cambiar la cara del público en cada actuación: “Es la entrega máxima, yo lo comparo con hacer el amor”. A sus 25 años, habla de “crear firmamentos en los teatros” y de “hacer viajar”. Él, desde luego, ya lo ha hecho. Lo seguirá haciendo, aunque todavía en España tenga que soportar que la gente le pregunte en qué trabaja cuando dice que es bailarín. No va a entrar en 2015 andando, lo hará de un salto: “El ‘plie’ ya lo hemos hecho”. Presenta una nueva coreografía en el 20º aniversario del Festival Internacional de Miami. Tiene una máxima: “Cada día es importante, cada día es el más importante” . Y un objetivo: “Triunfar fuera”. ¿Su arte? Iluminar.
Nico
Arquitecto.
Se ha convertido en un especialista en revivir espacios. Su último trabajo en el Museo Arqueológico Nacional ha devuelto al presente un edificio del siglo XIX. Este cirujano de muros que se ha atrevido con la Alhambra (palacio de Carlos V) es –en contra de la moda de esa arquitectura de estrellas– un convencido de que la clave de la intervención de un arquitecto es que no se note que estuvo allí. Es un amante secreto de lo natural, su bisturí procura no dejar huellas y tiene una máxima: “Debe permitir vivir mejor que antes”. Defensor de la imperfección, su sueño – aunque en 2015 acometerá la museología del Museo de Málaga– es fabricar algo con sus manos en un entorno salvaje, aislado. ¿Su arte? La emoción.
Nico
Pianista.
Podría haber sido cura porque define su carrera como pianista “como una especie de ejercicio de sacerdocio”. “No es una profesión, es una vocación”, asegura. Tiene algo místico, habla de que su máxima aspiración es “llegar a ser un médium”. Y se define a sí mismo como “un servidor del arte”. Buscador incansable de sonidos, tiene uno para la eternidad, “que valdría para este 2015, para 2025 o 2035”: la última sonata de Schubert, “porque la compuso mirando de frente a la muerte”. Augura que este año, en el que tocará con la Sinfónica de San Francisco, con la de São Paulo, con la Filarmónica de Viena, y en el que sacará un disco dedicado a Grieg, será el de la Cultura con mayúsculas. Y la nota de este nuevo tiempo que se avecina será “la”, porque la usan los oboístas, los violinistas, para afinar las orquestas, es el tono del trabajo en equipo, con el que se escucha a los demás. ¿Su arte? Su vocación.
Nico
Poeta.
A sus 25 años, esta cordobesa pizpireta con rostro de Blancanieves ya no quiere ser joven. Desde que se conoce ha sido la joven promesa de la literatura, concretamente de la poesía. Le ha perseguido la juventud por la residencia de estudiantes donde fue becada, por los maratones poéticos en locales de Madrid y de su ciudad andaluza, en su pequeña editorial La Bella Varsovia, en casa de sus padres: “¿Vas a salir así vestida?”, le decía su madre antes de ayer. Este mismo año ganaba el Premio Loewe en su categoría de creación –adivinen– joven. Pero parece que en 2015 llegará definitivamente su consagración y total integración en el mundo de los adultos. Como si se tratase de las obras de un escritor centenario, en febrero la editorial Visor publicará un tomo con todos sus libros de poemas (algunos inéditos). ¿Su arte? La risa.
Nico
Bailarina.
Se ha ganado el título de “bailarina todo terreno” por lo atrevido de sus propuestas, siempre explorando los límites de la danza. Afincada en París, donde es una institución, esta ‘granaína’ de 50 años y mirada penetrante va siempre un paso por delante. “El arte tiene que servir para reflexionar sobre el mundo contemporáneo”, dice quien puso en danza en su último espectáculo un montón de robots, tratando de escenificar esa relación entre el hombre y las máquinas. Sigue de gira en Francia y el año que viene estará con todos ellos en Estados Unidos. Pero la mente bulliciosa y el cuerpo inquieto de Li no paran. En 2015 acabará su primera película –una coproducción francesa aún sin título–: “Es un musical en el que toda la trama se cuenta con el baile”. Y, por si fuera poco, preparará un nuevo espectáculo en el que romperá directamente la barrera con el público, “interactivo”. ¿Su arte? La energía.
Nico