Carbón de taco de buey pasado por un secador de pelo
Sobre nuestros platos aparecieron tacos negros como el carbón en compañía de puré de patata trufado y el contrapunto de arenas comestibles de amaranto, maíz y alforfón, según nos dijo. En la boca carnes tiernas, de sabor limpio e intenso, cuyo efecto visual predisponía a apreciar dejes de brasas inexistentes. En cualquier caso, algo suculento.
Azuzado por la curiosidad le pregunté a Enrique si podía seguir el paso a paso en sus cocinas.
¿Qué carne utilizas? “Consumimos solomillo de buey que nos llega de Hamburgo. No podemos asumir riesgos, la carne no debe desprender ni gota de agua como sucede con los animales tratados”.
Ya en la sobremesa, después de un gran almuerzo en este restaurante cuya crítica reservo para El Viajero , comenté con Fleischmann sobre el posible origen del negro Pittsburgh , receta que se gestó en la segunda urbe más grande del Estado de Pensilvania, conocida como la ciudad del acero.
En cualquier caso, una curiosa receta industrial surgida de los operarios del acero a partir de la cual Fleischmann y su equipo han construido un trampantojo de altos vuelos. Como complemento a mis comentarios dejo el vídeo de la receta de carbón de taco de buey grabada por el propio Fleischmann. Imágenes de un paso a paso que hablan por sí solas. Sígueme en Twitter en@JCCapel
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