El efecto de la vida interior en el espacio exterior
FOTO: Peter de Jong
Por fuera busca no molestar (“al molino vecino”, de ahí que redondee las aristas de su fachada”). En el exterior, el nuevo teatro debe ser también una inyección de vida para la localidad holandesa de Spijkenisse, en el área metropolitana de Rotterdam. El inmueble quiere, además, comunicar a esa ciudad la vitalidad de cuanto sucede en su interior. Por eso la base del nuevo teatro es transparente: para llevar luz natural y trasladar el bullicio de la plaza hasta el corazón del auditorio. Y al revés, para romper la barrera que separa las artes escénicas de la vida en el calle. Todo eso explica Ben van Berkel, del despacho UNStudio sobre su nuevo Teatro Stoep.
De otro lado habla de reactivar el centro de la ciudad, de inyectar dinamismo con vida, y luz, y en ese punto se encuentra el segundo ahorro. La fachada de placas de aluminio de teatro queda iluminada por un sistema de leds que convierte el edificio en una gran farola nocturna. Se busca así alargar las horas del día, el calor de la calle y mantener el comercio y la vida en la ciudad.
En el interior, el hall del auditorio es un espacio despejado, con múltiples alturas y puntos de vista. La cafetería está abierta al público. Uno puede entrar a mirar. Pasearse sin consumir. La forma de flor, a la que aludía al arquitecto, también busca despejar el espacio de columnas, “dejar el corazón libre de soportes para acoger a los espectadores de un nuevo micro-mundo urbano”. Llegado este punto, van Berkel descubre el tercer ahorro: todo el inmueble está diseñado con un programa informático BIM (Building Information Modelling) derivado del anterior DIM (Design Information Modelling). “Lo que este programa permite es encontrar errores constructivos y rectificarlos no sobre la construcción sino sobre el diseño. Permite además prever el mantenimiento de los inmuebles con el consiguiente ahorro económico derivado de imprevistos, fallos y errores de cálculo”.
FOTOS: Peter Guenzel
Babelia
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