Escucho a los jóvenes
"Hace unos quince años decidí escuchar a los “alocados” jóvenes. Quería saber qué nuevas ideas traían"
Carta de la semana: Escucho a los jóvenes
Vaya por delante que considero a Javier Cercas un escritor que se moja, que se compromete (9-11-2014). Y no es que abunden. Andaría yo por su edad, hace unos quince años, cuando decidí escuchar a los “alocados” jóvenes. Quería saber qué nuevas ideas traían. Esperaba que fueran diferentes a las de mis “alocados” años jóvenes: por cierto que muchas de ellas fueron positivas.
Estoy contento de escuchar y evaluar las ideas de los jóvenes, de la decisión que tomé y que mantengo. Me sirven personalmente, me ayudan a enriquecer las mías. Además, van siendo útiles socialmente. De las que no me sirven, o creo disparatadas, se puede hablar otro día. Por ejemplo, cuando vayamos viendo en qué se equivocan. Hace poco decíamos que los jóvenes estaban apáticos y pasotas. Ahora hay quien dice que se pasan pueblos. La libertad (o el “cielo”) no se da, se toma. Del escepticismo actual, está cerrada la inscripción por exceso de demandas. ¿Quién se apunta a la ilusión y a la esperanza de nuevo? Muchas gracias, Javier.
Eduardo Irache. Barcelona
Pregones desfasadosLe escribo en relación con su artículo No más cielos, por favor. Simplemente para decirle que estoy totalmente de acuerdo con lo que Cercas indica. Estoy rodeada de gente (todos muy ilustrados) que ven en el partido político Podemos la salvación a todos nuestros males, y yo (desde la ignorancia, ya que no soy muy entendida ni en política ni en economía) lo único que he visto hasta el momento son pregones desfasados, sin ruta establecida, sin aportar soluciones. Sólo quería darle las gracias por exponer de forma tan elegante y clara una idea que yo comparto totalmente.
Laura Cereceda. Correo electrónico
¿Quién vive mejor en la tierra?
Referente al artículo de Javier Cercas del 9 de noviembre, donde critica la frase de Pablo Iglesias “El cielo no se toma por consenso; se toma por asalto”, tengo que recordar que los anteriores gobernantes de este país nos prometieron en diferentes mensajes “que entendían el mensaje” refiriéndose a que en el primer mandato habían incumplido sus programas y al recibir un correctivo en el siguiente rectificarían. Otros nos metieron en una guerra que costó 200 muertos y el último ha efectuado los mayores recortes sociales. Tengo 65 años y prefiero “asaltar los cielos” y creer a los que según usted intentan vendérnoslo a vivir en esta tierra en la que usted estará muy bien, pero donde existen dos millones de personas que no tienen ni para malvivir, mientras que los de “siempre” esquilman este país.
Miguel Ángel de Blas. Madrid
No todo es gratis
Acabo de leer el artículo de Javier Marías en El País Semanal del 9 de noviembre. Una vez más (como casi siempre) estoy de acuerdo con lo que dice. Pero parte de la culpa de la cultura del todo gratis la tienen los que suministran bienes o servicios de este modo. En la mayoría de casos, el oferente se las ingenia para que se perciban así, pero no lo es. Por ejemplo, la inmensa mayoría cree que utilizar Google es gratis, lo que no sabe es que esta compañía factura unos 30.000 o 40.000 millones de dólares al año porque utilicemos ese buscador, con el resultado directo de que luego nos bombardean con publicidad hasta en nuestro correo electrónico.
Me parece una idea excelente la cuestión de una cuota anual, yo la suscribiría. Pero incluso resultaría más cómodo pagar por consulta, un euro por ejemplo, que se cargara de una forma sencilla en la cuenta bancaria sin hacer más que un clic. Creo que es muy posible comenzar a cobrar por algo aunque se haya ofrecido tradicionalmente sin coste.
Juan Briones. Correo electrónico
Apoyar a la RAE
Debo decir que soy uno de los beneficiados y agradecidos a la Real Academia Española. Una de mis fuentes principales de consulta diaria es su página en Internet. Cada vez que lo hago va mi reconocimiento para sus autores y mi admiración para España por tenerla. Leo el 9 de noviembre a Javier Marías (Una asfixia más) y me sorprende saber que enfrenta precaria situación económica. La RAE es un botón de orgullo de España. Si como dice Javier tiene más de 50 millones de visitas mensuales, apoyo la idea de que se comercialice para financiarse.
Arturo Zárate Vite. Periodista. Correo electrónico
Un espacio más colaborativo
La columna de Anatxu Zabalbeascoa Mujeres en la cocina (2-11-2014) celebra la cocina del modelo Frankfurt de 1926 como un gran logro de la arquitecta Margarete Schütte-Lihotzky, pero su contribución fue más retrógrada que pionera con relación al rol de las mujeres. Se ensalza a Schütte-Lihotzky por crear un nuevo tipo de cocina para la vivienda obrera alemana, que pasó de ser un espacio dentro del salón, donde toda la familia podía colaborar en su limpieza, a un espacio mínimo que cumplía con los preceptos del taylorismo (sistema de regulación del trabajo de fines del siglo XIX).
La cocina del modelo Frankfurt estaba dimensionada para que sólo pudiese trabajar en ella una persona, con el resultado de confinar al ama de casa en un espacio aislado del resto de la vivienda y así reafirmar su rol social como trabajadora doméstica. Schütte-Lihotzky ignoró en su diseño décadas de propuestas feministas para liberar a las mujeres de esa servidumbre, cambiando la rutina y los espacios de la casa y del equipamiento urbano. Muchas de estas propuestas pueden encontrarse en el libro A Grand Domestic Revolution, de Dolores Hayden. La modernidad hubiese estado mejor expresada en un diseño que hubiese emancipado a las mujeres de los rígidos roles domésticos desafortunadamente todavía vigentes, creando un espacio colaborativo para todos los miembros de la familia.
Susana Torre. Correo electrónico
Tanto pensar cansa
Nos sentimos bien cuando nuestro cerebro se comporta con estabilidad y precisión, pero ¿qué ocurre cuando nos sorprende, en el sentido de que la rutina se hace cuesta arriba y la vida se tiñe de color gris? En general la actividad diaria deja poco espacio para dar demasiadas vueltas a problemas personales. Ahora bien, llegan momentos en los que el crítico interior que llevamos dentro juzga cada idea que brota de nosotros. Esto lo expone nítidamente Miriam Subirana en su artículo Decidir con lucidez, publicado el 9 de noviembre en El País Semanal. Yo concluyo de su texto que para reducir ese desgaste se deben crear espacios para la tranquilidad y retornar a los buenos hábitos de fortalecer el cerebro con pensamientos saludables que estimulen la alegría y la intuición. La destreza de esta escritora radica en aconsejar tomar las riendas de la mente y vigilar la tendencia que tenemos a seguir lo que ella llama “programación grabada”. Tanto pensar cansa y nos nubla la visión.
Silvia Bosch. Madrid
Puntualizaciones
“¡Dimas, este no eres tú! ¡Suerte que te conocemos!”. Estas expresiones fueron las que me recibieron al llegar a una sesión de formación con maestros a los que llevo asesorando en cuestiones artísticas y pedagógicas desde hace cuatro cursos. Se referían a la imagen que se da de mí en su reportaje Un camión con mucho arte, publicado en El País Semanal el domingo 2 de noviembre de 2014, con afirmaciones que me afectan personal y profesionalmente.
Para empezar, decir que estaba muy contento de que la escuela que dirijo acogiera el MuMo, pero, se lo aseguro, yo nunca sentí orgullo por el hecho de que otras escuelas no pudiesen disfrutarlo, cómo dice Ana Pantaleoni, autora del reportaje. Nunca más lejos de la realidad, nuestro equipo directivo estuvo estudiando la posibilidad de compartirlo con las demás escuelas del pueblo, pero las limitaciones de espacio y organizativas lo hicieron inviable (solamente admitían 6 grupos de hasta 15 personas). Tampoco es cierto que yo me pusiera en contacto con el MuMo, sino todo lo contrario: fueron los responsables del MuMo quienes contactaron conmigo para ofrecer a nuestro centro la posibilidad de acogerlo.
Puestos a subsanar errores, quisiera puntualizar además que la primera ciudad en la que recaló el museo fue Barcelona, concretamente en la escuela Josep Maria de Sagarra, los días 22 y 23 de septiembre, y no en Vilassar de Dalt como se asegura en el reportaje. Y además, en este bonito pueblo del Maresme tenemos las calles asfaltadas.
Dimas Fàbregas. Director de la escuela La Immaculada de Vilassar de Dalt (Barcelona)
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