Las alternativas de compartir coche: ¿oportunidad o amenaza?
Por Kunal Chabaldas, autor del blog LinkingPositive
A medida que pasan años y oímos a los principales líderes políticos del mundo mencionar los asuntos globales de máxima prioridad, suelen incluir el medioambiente y los alarmantes niveles de contaminación. En 1997 parecía que ya estábamos encaminados a avances muy significativos con la firma del protocolo de Kioto y la creciente inversión en energías renovables a lo largo de la década siguiente. A pesar de que ciertos números muestran que muchos países cumplieron sus objetivos de reducción de contaminación establecidos para el año 2012, el objetivo principal de “contraer las emisiones globales de gases de efecto invernadero” sigue muy lejano. En realidad, el rápido desarrollo e industrialización de economías emergentes (en especial China) y los crecientes niveles de consumo en todo el mundo han elevado el grado de contaminación global a un peligroso nivel de “sobregiro”. Según la organización Global Footprint Network, a día de hoy los humanos necesitaríamos 1,5 planetas para cubrir los recursos que usamos y los residuos que generamos.
Por lo tanto, no resulta sorprendente ver cómo muchas ciudades del mundo se han esforzado en contrarrestar sus problemas de contaminación, tráfico y congestión – intentando desarrollar sistemas de movilidad urbana más eficientes y sostenibles a escala local. Empezando por Ámsterdam como ejemplo más claro, muchas ciudades europeas se han abierto al uso diario de la bicicleta a lo largo de los últimos años (incluyendo en muchos casos sistemas públicos de alquiler de bicicletas). La inicialmente polémica “tasa de congestión” que impuso Londres en 2003 a los coches que entraran al centro de la cuidad demostró beneficiar a su gente con menor contaminación y mejor calidad de aire. Además, a lo largo de los últimos 20 años muchas otras ciudades han experimentado mejoras importantes en sus servicios de transporte público. En general, yo diría que las ciudades europeas han mejorado mucho sus sistemas de movilidad urbana, beneficiando a sus ciudadanos y visitantes.
En otros lugares se ha enfocado más en los asientos vacíos de los coches. Siempre es muy frustrante quedarse atascado en el tráfico de las mañanas y al instante darte cuenta de que la gran mayoría de los coches parados transportan a una sola persona (el conductor). Por ello muchos gobiernos, empresas e instituciones están educando a sus ciudadanos a compartir coche, poniendo énfasis en el ahorro de combustible, un transporte más eficiente y los beneficios medioambientales que conlleva. Algunas ciudades incluso han optado por restricciones, imponiendo carriles donde únicamente circulen coches con un mínimo de 3 pasajeros durante ciertas horas punta. Desde los años 70, las distancias cubiertas por carriles de vehículos con alta ocupación (“carriles HOV, o VAO”) han ido incrementando gradualmente en autopistas estadounidenses, a medida que fueron instaurados por diferentes estados. Los carriles de alta ocupación también se ven a menudo en Canadá, Australia e incluso en grandes urbes asiáticas como Jakarta.
Hoy día que vivimos en la era digital y constantemente conectados, tiene mucho sentido hacer un buen uso de estas herramientas para mejorar y contribuir al desarrollo de un transporte más seguro, eficiente y sostenible, ya sea sólo dentro de una ciudad o para trayectos más largos. El uso de plataformas globales como carpooling.com y Blablacar ha crecido de forma exponencial durante los últimos años. En España además existe Amovens (probablemente la primera plataforma española de compartir trayectos) y SocialCar (para un concepto de alquiler de vehículos entre particulares, conocido como P2P carsharing).
Una plataforma de ridesharing (compartir trayectos) funciona de manera muy sencilla. Si eres un conductor que va de un sitio a otro y tienes asientos vacíos, puedes publicar el día y la hora de tu viaje y el coste del trayecto junto a tus datos personales. Si buscas un asiento libre en un coche para tu viaje, entra en la plataforma y busca un trayecto que encaje con tus planes. Puntuaciones y comentarios históricos entre viajeros y conductores son la base para establecer confianza entre la comunidad de usuarios, pero un perfil completo y datos personales verificados por la plataforma también ayudan.
De un recurso puntual a fenómeno social
“La práctica de compartir coche empezó a crecer en España bastante tarde (más bien durante 2009) y la razón principal fue la crisis económica, pero hoy en día ya se ha convertido en un fenómeno social mientras notamos que la actividad de la gente crece de forma muy notable. Disfrutan de ello y se dan cuenta de los muchos beneficios que aporta.” – dice Diego Ochoa, marketing manager de Amovens. Además del servicio P2P abierto a todo el público, Amovens también puede proporcionar una red específica de compartir coche para instituciones o eventos. Su cartera de clientes incluye una considerable variedad de empresas, gobiernos, universidades y festivales. “El coche compartido es una alternativa con ventajas económicas, pero también conlleva beneficios sociales y medioambientales. El factor de comunidad es muy importante. Buscamos motivar a la gente para comparta coche ya no sólo un fin de semana suelto, también de forma frecuente cuando va al trabajo o a la universidad. El resultado es bueno porque las empresas difunden su Responsabilidad Social Corporativa (RSC) y al mismo tiempo motiva a que sus empleados se junten y establezcan mejores vínculos personales.” – destaca Diego.
Igual hay gente que considera estas plataformas como algo exclusivamente para hippies o viajeros aventureros, pero el hecho es que su uso se ha extendido notablemente en Europa a lo largo de los últimos años. En España particularmente siempre ha sido raro ver a alguien de aquí haciendo auto-stop (mientras que en otros países europeos es más común), pero sorprendentemente plataformas como éstas se han popularizado mucho, permitiendo generar confianza entre desconocidos y proporcionando una alternativa de viaje a muchos (jóvenes y no tan jóvenes) españoles. De hecho, una encuesta reciente sugiere que Blablacar es una de las plataformas de consumo colaborativo más conocidas en nuestro país – muy por delante de Airbnb.
En marzo de este año estas tendencias resultaron en una denuncia de Fenebús, la patronal de autobuses, por lo que consideran competencia desleal de las plataformas tecnológicas. Éstas (las de coche compartido, no confundir con otras vinculadas a conductores sin licencia) se defienden diciendo que su actividad es totalmente legal, ya que el conductor está simplemente compartiendo gastos de combustible y transporte entre los pasajeros, sin lucrarse. Además, las plataformas también adoptan mecanismos para controlar que no haya ánimo de lucro. A Odile Beniflah, marketing manager de carpooling.com, no le sorprende pero lo ve desde un ángulo distinto “la reacción de la patronal de autobuses es lógica, nosotros tuvimos esta misma tensión en Alemania hace muchos años cuando las compañías de tren nos veían como competencia. Nos dirigimos a ellos diciéndoles que nuestros usuarios solo quieren ir del lugar A a B, pero a menudo ven el tren como inconveniente. Les sugerimos integrar la opción de tren en nuestra web para que los usuarios tuvieran todas las opciones en pantalla, ellos aceptaron y en 3 meses ya nos posicionamos entre los 5 principales agentes en cuanto a ventas de billetes de tren. Resulta beneficioso para todas las partes.”
Carpooling.com comenzó a funcionar en 2001 como una herramienta muy básica de un grupo de estudiantes alemanes para poder visitar a sus novias los fines de semana. Los creadores siguieron adelante con sus carreras profesionales cada uno por su lado pero la web siguió activa, la dejaron ahí. Sorprendentemente la actividad en la web fue incrementando a lo largo de los años y fue entonces cuando los fundadores decidieron gestionar carpooling.com a tiempo completo. Odile ve claro que “lo más difícil de todo es conseguir que la gente lo pruebe por primera vez. Una vez que lo prueban repiten, tenemos una tasa de retención de usuarios del 99%. Es sólo cuestión de que la gente lo pruebe. Incluso tenemos una opción de solo-chicas, pero casi todas no la consideran como única opción para sus siguientes trayectos. Nuestras encuestas también indican que el compartir coche no era tan cómodo antes, pero ahora es una herramienta muy simple para conductores y pasajeros.”
Las aplicaciones móviles y redes sociales son clave en el fenómeno del coche compartido. Todas las plataformas las aprovechan de forma inteligente para fortalecer la confianza entre su comunidad, que seguramente sea el aspecto más crucial de todos. Blablacar lo define como la estructura DREAMS, sugiriendo que los perfiles de usuarios completos y activos tienen 6 componentes principales vistos como “pilares de confianza en una red entre particulares (P2P)” (declarado – evaluado – expuesto – actividad – moderado – social). Es muy revelador ver que la encuesta DREAMS a una muestra de usuarios de Blablacar dio un resultado de confianza medio de 4,2 de 5 para perfiles online DREAMS completos (con todos los 6 componentes). Esta puntuación sólo es inferior a la de amigos cercanos y familiares (4,7) y notablemente superior a extraños (2,2), amigos de Facebook (3,5), vecinos (3,6) e incluso colegas (3,8). Por lo tanto con estos datos el estudio demuestra que las plataformas colaborativas pueden “crear confianza” de forma remota y eficaz con las herramientas que ya disponemos a día de hoy.
Inspirando mayores cambios sociales y rutinarios
Con medidas adicionales de identificación y un seguro especial incluido, el grado de confianza va más allá en el concepto de alquiler de coches entre particulares (también conocido como “P2P carsharing”), que supone dar las llaves directamente a otras personas para que puedan alquilar tu propio coche mientras no lo necesitas. SocialCar es la primera startup española que ofrece esta facilidad y, al igual que en otros casos, también fue creada como solución a un problema. “Después de vivir y trabajar en el extranjero, los miembros del equipo fundador volvieron a España siguiendo la corriente – se compraron un piso, un coche, etc. Pero pronto se dieron cuenta que ser propietario de un vehículo no tenía mucho sentido porque casi nunca lo usaban, y por ello comenzaron a buscar plataformas alternativas para alquilar su coche de forma segura de vez en cuando. Se dieron cuenta de que el P2P carsharing aún no existía en España y SocialCar se fundó en 2011.” – dice Alexandra Ramió, manager de marketing y comunicación de la empresa.
También destaca ciertos cambios de hábitos personales a medida que la gente aprecia las ventajas que conlleva esta alternativa “Algunos de nuestros usuarios incluso han vendido el coche que inicialmente facilitaban alquilar, y en su lugar deciden alquilar coches ocasionalmente a través de nuestra plataforma. Se benefician de ventajas como la ausencia de gastos fijos, ganando flexibilidad y acceso a diferentes vehículos en función de cada ocasión y necesidad. Incluso llegan a decirnos que ahora al no ser propietarios, pueden disfrutar la experiencia de conducir coches más caros y a la vez siguen ahorrando mucho dinero. Por otro lado, los propietarios de vehículos también están contentos al generar ingresos adicionales cuando alquilan sus coches mientras no lo usan.”
Alexandra también cuestiona que en ciudades como Barcelona siempre sea adecuado tener un coche. “Hay barrios en los que es imposible entrar con el coche, y a menudo hay muy poco espacio para aparcar”. A veces la plataforma también aporta su granito de arena al aspecto social y de comunidad – “Hay coches disponibles por toda la ciudad y la gente podría tener acceso a un vehículo desde la proximidad. A menudo se alquilan en el mismo barrio o manzana, y a veces los vecinos hasta se conocen unos a otros a través de SocialCar.” En cuanto a la contribución medioambiental de este fenómeno, Alexandra señala que “debido a este servicio, la gente tiende a racionalizar el uso de vehículos privados. Suelen usarlo menos y lo que antes eran 5 coches para 5 personas ahora quizás se pueda convertir en 1 coche compartido entre 5 personas – reduciendo la cantidad de coches usando los espacios públicos de las ciudades.”
Aunque se entiende que estas tendencias cambiantes puedan causar cierta preocupación debido a su perfil “disruptivo”, creo que las ventajas claramente superan las incertidumbres. A buen seguro estas herramientas alternativas se podrían desarrollar mucho más para ayudar al alcance de una movilidad mucho más eficiente y sostenible, y deberían ser vistas como una oportunidad en lugar de una amenaza. Además, lo que se inició el año pasado como el “sharing cities network” (se traduciría como “red de ciudades compartidas”) va muchísimo más allá, abarcando todo tipo de recursos compartidos dentro de las ciudades – incluyendo espacios, conocimientos, habilidades y viviendas, entre otras cosas más. Las plataformas mencionadas sólo serían una pequeña parte de este concepto amplio, que ya se está fomentando en casi 50 ciudades del mundo (y a menudo con el apoyo fundamental de gobiernos locales) para encarar los muchos desafíos sociales y medioambientales que están ante nosotros. Allá por 2011, el futurólogo Alex Steffen ya hablaba de algunas de estas ideas y de muchas innovaciones sostenibles en su fascinante conferencia TED.
Artículo original publicado en inglés en el blog personal del autor:
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