Las deudas de Madrid

Como arquitecto técnico me sorprendió la sustitución de marquesinas en las paradas de autobuses de la EMT, puesto que no veía ventajas funcionales o estéticas en las nuevas, ni recordaba daños en las que conocía. Observé marquesinas aún no sustituidas, apreciando que las que presentaban daños podían repararse por bajo coste. Pero también fueron demolidas. Pensé en el fuerte coste de sustitución de cada una de estas marquesinas: desmontaje y transportes de restos a vertedero y centros de reciclaje; suministro e instalación de nuevas marquesinas; obras de pavimentación, etcétera. Me asustaron las cifras multimillonarias de la operación, resultado de multiplicar los miles de euros de cada sustitución por los miles de marquesinas en Madrid.

Las interrogantes se dispararon: ¿qué justifica este enorme gasto si ni la conservación ni la mejora de calidad lo hacen? ¿Puede permitírselo un Ayuntamiento encenagado en brutales deudas? Los políticos que han decidido o autorizado la operación, ¿no creen que tengamos necesidades más perentorias?

Los responsables municipales debieran esclarecer los hechos, evitando que años después pueda descubrirse que la operación no tuvo por objeto el interés social sino intereses espurios. Así se evitarán acudir mañana al ya sobado argumento de “yo no sabía”.— Jesús Espasandín López.