Dos escuelas distintas en el uso de las redes
Esta semana dos personajes relativamente epígonos han revelando una cuestión que otros famosos han apuntado: ¿Por qué las celebridades que se han forjado en el 2.0 son los primeros en despreciarlo?
Del campo a Twitter
Ojalá no se hubieran inventado los selfies. Esa es la tesis que el escritor, presentador, actor y dramaturgo inglés Stephen Fry, uno de esos personajes privilegiados que no suele necesitar una excusa para ser entrevistado, llevó a The Guardian esta semana. “Te para en la calle un grupo de personas que quiere selfies contigo y, claro, todo el mundo ve lo que está pasando y al final puedes acabar llegando 40 minutos tarde a una reunión”, lamentó en un cuestionario. “Una vez dices que sí a uno ya no puedes decir que no a otro”. Fry es un divulgador popular dado a las nuevas tecnologías —se ha ganado sus siete millones y medio de seguidores en Twitter—, pero, a sus 57 años, viene de otro mundo. “Me creó un cierto número de circunstancias en mi infancia”, continúa. “En mi casa éramos pobres, vivíamos en mitad del campo y a mis padres no les gustaba la televisión. Todo lo que podía hacer era leer. Leer, leer y leer. Eso hizo que me entusiasmara el lenguaje”. Hoy, ha escrito cuatro novelas, siete ensayos y dos tomos autobiográficos; presentado un exitoso programa de televisión en Inglaterra; protagonizado varias series y películas de culto; producido y dirigido documentales y sufrido varias depresiones. Valga esto para poner en perspectiva el hueco que han ocupado las redes sociales en su carrera y en su vida.
De Twitter al campo
Imaginemos que en España el equivalente a Fry fuera Mario Vaquerizo. Si no por el contenido de su obra, al menos por su versatilidad, el hecho de que el autor es más conocido que todo lo que produce y que nadie como él vuelca su carácter en tantos medios. El mismo Vaquerizo que afianzó su fama gracias en parte a Instagram fue víctima de un airado trending topic el martes cuando se vio obligado a conciliar, en directo en El hormiguero,su respeto hacia los animales con el hecho de que lleve abrigos de piel. No merece la pena reproducir aquí la respuesta porque fue una improvisación que pierde por escrito. Sí tiene interés su reacción, aunque fuera en el momento: “Me han puesto a parir en las redes sociales esas de mierda”.
El origen importa
Estos dos personajes relativamente epígonos han chocado esta semana con las redes y reaccionado de manera opuesta, revelando una cuestión que otros famosos han apuntado y que solo puede crecer en el futuro: ¿Por qué las celebridades que se han forjado en el 2.0 son los primeros en despreciarlo? Y, ¿qué será de las redes cuando los que vienen de fuera de ellas desaparezcan?
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