¿Cómo se le da nombre a una generación?
Cada vez hay más prisa por decretar el nacimiento de una nueva tribu de jóvenes. ¿Qué lógica ha seguido este proceso hasta ahora?
Hay quien lleva siglos mirando a las estrellas intentado descifrar nuestro futuro (“el día que nací yo /qué planeta reinaría”, decía la copla), cuando, en el fondo, a quien tenemos que hacer caso es a las agencias de publicidad estadounidenses, especialistas en crear generaciones. Armados de un batallón de especialistas contratados para tal menester, con la ayuda inefable del periodista ávido de lo último, con la palmadita en el culete de la matrona ya te tatúan también tu etiqueta generacional.
Ahora, lo que se lleva son la generación millennial (los milénicos), nacidos entre 1984 y 2004 pero hasta ellos tienen los días contados. En los medios ya se empieza a hablar de la iGeneración o Generación Z, los que nacieron con el nuevo siglo. Básicamente, son nativos digitales y nacieron, en vez de con un pan, con un iAlgo debajo del brazo (iPod, iPad, diez iPhones). ¿De qué dependerá cuál de las letras que les han adjudicado triunfe? Difícil de saber. El planeta está lleno de licenciados en sociología en una lucha de barro sin cuartel por hacerse famosos por patentar una etiqueta. Es una carrera desbocada por adjetivar a los adolescentes, especialmente, cuanto más jóvenes mejor. Sus efectos colaterales son sumir a la depresión a la generación anterior que, una buena mañana, se despierta descubriendo que ya no es joven, tiene alopecia y jamás conseguirá una tableta de abdominales. Es cruel pero, siendo ley de vida, la verdad es que no se les puede reprochar nada.
Atendamos, por ejemplo, a la generación X, la que nos llegó con el desgreñado Kurt Cobain y el precario cineasta Kevin Smith, y que aglutinó a los nacidos entre 1965 y 1979. Lo de Generación X se puso en negro sobre blanco, por vez primera, en un artículo sobre las fotos de Robert Capa (sí, el de Muerte de miliciano en la Guerra Civil española), sobre la cultura juvenil en el Reino Unido tras la Segunda Guerra Mundial. Y ahí se quedó. Los británicos retomaron el término para un libro en 1964. De ahí, por arte de inspiración del cantante Billy Idol se convirtió en el nombre de su banda punk para, en una pirueta final, uno de sus fans, llamado Douglas Coupland, publicar el libro que fuera la biblia de aquella época: Generación X. Sí, hoy nadie lo recuerda y su nombre no dirá nada a los lectores más jóvenes, pero quítale a Coupland no esas pajas, sino los millones de dólares que hizo con el término.
Aquí apenas estamos familiarizados con esta tendencia a juntar a tirios y troyanos bajo una misma denominación. Pero es que hemos sido muy nuestros. Cuando en EE UU dominaba la “Era del jazz” de Fitzgerald y su Gran Gatsby, aquí dominaba la mucho menos swingera generación del 98; Cuando ellos hablaban de la Generación silenciosa, la que fue demasiado joven para participar en la II Guerra Mundial y demasiado vieja para ser hippie, aquí también callábamos, pero por el ominoso silencio franquista; en fin, que nos fuimos adaptando al tempo planetario (esto es, estadounidense), con los baby boomers, aunque nos pusimos a procrear un poco más tarde que los estadounidense… Luego fuimos los más modernos, en la época de la Movida y la posterior Barcelona olímpica… hasta que llegó la Generación X, momento en el que nos sincronizamos con las tendencias globales (ay, con lo cómodos que estábamos nosotros con nuestras tribus urbanas).
A partir de entonces, toca seguidismo: si las cosas no cambian, en breve será tan habitual ver la “z” o la “i” adjetivando al sustantivo generación.
De generaciones en España
"El estudio sobre generaciones sociales se ha desarrollado, especialmente, en el ámbito anglosajón", comenta David Doncel Abad, doctor en Sociología de la Universidad de Salamanca. El profesor añade que en nuestro país no se observan transiciones bruscas entre generaciones más bien son cambios laborales o de formación que se ven entre jóvenes y adultos.
- Generación X: nacidos entre 1966 y 1967, estaban más formados pero encontraron más trabas a la hora de acceder a la vida adulta porque el coste de la vida era mayor y la vida laboral más competitiva. Fueron más individualistas que sus antecesores y tardaron más en emanciparse y tener hijos. Son lo que hoy llamaríamos JASP (jóvenes aunque sobradamente preparados).
- Generación Y o Millenials: son los nacidos a finales del S XX y crecidos en el XXI. Las redes sociales forman parte habitual de su día a día, confían en sí mismos y quieren controlar su vida. Pero en España a las características básicas de esta generación hay que sumarles las circunstancias de la crisis económica. "Quizás la calificaría como la generación que ha despertado del sueño de vivir en una sociedad con un sólido bienestar, es una generacción desencantada", resume el profesor Doncel.
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