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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Rozando los límites planetarios

Cualquier tipo de política pública que pretenda ser sostenible en el futuro deberá tener en cuenta los límites del crecimiento

El famoso informe de 1972, que se encargó por el Club de Roma al Massachusetts Institute of Technology (MIT), concluía: “Si se mantienen las tendencias crecientes en población y uso de recursos, se demandará mayor producción industrial y producirá una creciente contaminación y en los próximos 100 años se alcanzarán los limites absolutos de crecimiento en el planeta”. Esta investigación no hace sino recoger algo tan evidente, como que no se puede crecer ilimitadamente en un entorno finito. Pero, esta investigación “seminal” que fue avanzada para la época (se basó en modelos de dinámica de sistemas causales, pero en ella no se recogían la incertidumbre asociada a las variables, ni las relaciones no causales, ni los efectos de la innovación o el papel de la tecnología, etcétera) tuvo y ha tenido una gran repercusión en la academia, en la sociedad y en acuerdos concretos aplicados.

Uno de los mayores efectos además de su enorme difusión y de la concienciación masiva fue su inclusión en la agenda internacional en el Informe Brundtland de Naciones Unidas de 1987, que se vio desarrollada en la Cumbre de Desarrollo Sostenible de Rio 92, marco desde donde cuelgan los grandes tratados que seguramente son la única posibilidad que tenemos de seguir en el futuro, a saber: el tratado de cambio climático que ampara el IPPC y que en 2015, en París, tiene una cita trascendental, el tratado de la conservación de biodiversidad que se reúne en Corea este año en la COP12 con el sugerente nombre de Biodiversidad y desarrollo sostenible y los objetivos del Milenio, también hoy en revisión y que en 2015 inicia un nuevo proceso y recoge metas y programas concretos. Esta es la única agenda mundial que existe, con todas su contradicciones, capaz de diseñar un posible futuro sostenible para la humanidad.

En los últimos años han sido muy influyentes las últimas publicaciones científicas de Johan Rockström, Director del Instituto del Medio Ambiente de Estocolmo, sobre los nueve límites planetarios, que en conjunto, proporcionan a la Humanidad un espacio de seguridad. En el primer análisis se indica que hemos transgredido el espacio de seguridad de tres de esos límites, a saber, el cambio climático, el ritmo de pérdida de la diversidad biológica y el ciclo de nitrógeno.

Volviendo al informe de los “límites del crecimiento”, en 1972 no se tenían las evidencias sobre el calentamiento global, ni la ciencia del cambio climático estaba desarrollada como ahora. Ni por supuesto existía el IPPC (es de 1988) o eran tan concluyentes las evidencias de la relación entre contaminación y salud, ni por supuesto el tema de los residuos estaba tan desbocado, ni el planeta tenia los 7000 millones que tiene ahora (en 1970 éramos unos 4000). Por ello, ha sido revisado varias veces por los propios autores y cientos de veces por otros investigadores.

Hoy en 2014, es decir más de 40 años después, con mejores datos, más detallados, y utilizando técnicas y modelos mucho más avanzados las conclusiones son muy parecidas. En efecto, recientes investigaciones, dirigidas por el profesor G. Turner de la Universidad de Melbourne indican que podemos estar cerca del colapso y que las primeras fases del mismo se podrían ver muy pronto. Siguiendo el escenario Business as usual del MIT, los resultados muestran que el mundo está cada vez más cerca de los límites del crecimiento

Los gráficos muestran lo que ha sucedido hasta hace poco. La población está creciendo rápidamente y los recursos se están agotando también rápidamente. Mientras, la contaminación va en aumento, así como la producción industrial y de alimentos per cápita.

Este gráfico muestran los datos del mundo real (por primera vez desde la obra del MIT y siguiendo los existentes hasta 1970), trazada en una línea continua en los casos de población y medio ambiente (recursos y contaminación). La línea de puntos muestra el escenario hasta el 2100. Se observa que hasta 2010, los datos son muy similares a las previsiones del informe inicial.
Este gráfico muestran los datos del mundo real (por primera vez desde la obra del MIT y siguiendo los existentes hasta 1970), trazada en una línea continua en los casos de población y medio ambiente (recursos y contaminación). La línea de puntos muestra el escenario hasta el 2100. Se observa que hasta 2010, los datos son muy similares a las previsiones del informe inicial.

Pero ahora se observan algunas señales preocupantes. Para aumentar la producción son necesarias mayores unidades de energía. La producción de comida per cápita empieza a descender, la educación empeora. La sanidad también empeora, lo cual puede incrementar la tasas de mortalidad a partir de 2020. La población mundial podría empezar a estabilizarse y descender. El famoso tema del peak oil preocupa incluso a la International Energy Agency (IEA), ya se asume que la extracción de petróleo por sistemas tradicionales y a un precio factible está tocando a su fin.

Y los primeros signos de colapso se empiezan a ver. No olvidemos el cambio climático, donde ya existen evidencias en todos los continentes. Y se suceden tormentas, temporales (acuérdense del huracán Sandy en New York en 2012) y cientos de otras catástrofes, y periodos de sequía como el de este año en California, o los que se prevén en los próximos años en España. Todo esto unido a incrementos de temperaturas medias y mayor irregularidad en precipitaciones.

Cuando en 1992, a D. Meadows, una de las autores iniciales en 1972, revisó el informe y lo publicó (Más allá de los límites del crecimiento, El País Aguilar) se le preguntaba por qué no había acertado con sus previsiones más pesimistas contestaba: “Si no hubiéramos hecho el informe el mundo no habría cambiado de tendencias y entonces sí que se hubieran producido esas previsiones”. En cualquier caso, el cambio climático ya está aquí, el último informe de 2014 de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) señala que la concentración de CO2 ha registrado el mayor incremento anual en 30 años y la acumulación de gases de efecto invernadero marca otro máximo histórico.

El informe supone, junto a otras muchas evidencias científicas, otro toque de atención para políticos, legisladores y público en general. Cualquier tipo de política pública y de decisión empresarial que pretenda ser sostenible en el futuro deberá tener en cuenta estos límites al crecimiento, y tener en cuenta sus repercusiones en cuanto a cambio climático, perdida de biodiversidad, ciclos geoquímicos, reducción de residuos, usos sostenible de recursos...

Algunos éxitos recientes como la recuperación de la capa de ozono o la política de espacios protegidos, pueden indicar que todavía queda esperanza.

En el próximo año, a la vez que se renuevan estos tratados internacionales (desde Kioto en París, Biodiversidad en Corea y Objetivos de Desarrollo Sostenible en Nueva York) se celebran elecciones en toda España, y vamos a tener una excelente oportunidad para observar como los distintos partidos asumen estos compromisos con la Tierra y como se alinean con estas políticas de futuro. Los que no lo hagan no es que sean del pasado, es que nos conducen directos al colapso.

Así que, o cambiamos ya, y radicalmente de tendencia o nos preparamos a las consecuencias. Nadie podrá decir que no se había avisado.

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