El desafío de votar
Al final ganó el no en Escocia. Europa sigue igual. En España, algunos ven el no como una victoria contra la independencia catalana. Otros afirman que el mero hecho de celebrar el referéndum es positivo en la causa soberanista.
Es cierto que los casos de Escocia y Cataluña son diferentes. Sin embargo, creo que lo ocurrido es un gran ejemplo para los españoles. Los catalanes deberían tomar nota de los escoceses y no defender la independencia detrás de sucesos de hace ya trescientos años. Ellos han hablado de economía y no de raíces históricas en sus discursos; y no les ha ido mal. El resto de los españoles tendríamos que ver que un referéndum no es el fin del mundo, que hablar de inconstitucionalidad en este tema no es la solución y que posiblemente la consulta tenga más de positivo que de negativo.— Bruno Pardo Porto. O Grove, Pontevedra.
Han proliferado estos días opiniones de políticos y periodistas alabando la forma civilizada y democrática en que se ha desarrollado el proceso que ha conducido al referéndum en Escocia. En dichas opiniones se contraponían esas maneras con las que se dan en España respecto a las aspiraciones independentistas de Cataluña. Casi todos los opinantes confluían en un concepto: la envidia que sentían de Escocia por pertenecer a un reino con dirigentes tan dialogantes y respetuosos con el deseo de sus ciudadanos. Sin embargo, lo que los escoceses han conseguido con este arriesgado procedimiento es la promesa de su Gobierno central de dotarles de algo del autogobierno que nuestras comunidades autónomas tienen desde hace mucho tiempo. ¿Quién debe tener envidia de quién?— Juan José Hernández Vázquez. Madrid.
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