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No es pasarela para hombres

Solo tres de los participantes de Samsung EGO que desfilaron este martes presentaron propuestas para hombre

Carlos Primo
Victor Von Schwarz fue uno de los tres diseñadores que presentaron propuestas para hombre en Samsung Ego
Victor Von Schwarz fue uno de los tres diseñadores que presentaron propuestas para hombre en Samsung Egocordon press

Las bases para desfilar en Samsung EGO, la sección de la pasarela madrileña dedicada a los diseñadores emergentes, establecen ciertas condiciones: hay que presentar un número mínimo de looks, fotografías de prendas acabadas y descripciones detalladas del concepto y la ejecución de la colección. Pero hay libertad absoluta para proponer colecciones de mujer, hombre o mixtas. Y, sin embargo, en plena expansión de la moda masculina, sólo tres de las diez colecciones que ayer desfilaron en Samsung EGO incluían diseños para hombre, y ninguna de ellas lo hacía de forma exclusiva. “La verdad es que la presencia de la moda masculina ha sido menor que en otras ediciones”, reconoce el comisario de Samsung EGO Andrés Aberasturi, que recuerda que, anteriormente, la pasarela emergente madrileña dio cabida a colecciones enteramente masculinas como las de Etxeberría. “Nosotros no imponemos ninguna limitación en este aspecto”, recalca, “y la selección se lleva a cabo de acuerdo con la calidad de las propuestas presentadas”.

Una de las propuestas de David Catalán
Una de las propuestas de David CatalánCordon Press

En un sector en que la moda de hombre tiene una importancia innegable (el Informe Económico Modaes 2013 le atribuye un 32,4% de la facturación total del sector), puede que la escasez de propuestas masculinas en la pasarela madrileña esté más relacionada con la cultura del desfile que con las posibilidades de negocio real. “Siempre se ha entendido la pasarela madrileña como más volcada hacia la mujer, y puede que, en ese aspecto, los nuevos diseñadores estén imitando a los consagrados”, afirma Aberasturi.

A falta de un espacio institucional específicamente dedicado a la moda masculina (el único existente, MFShow, es de iniciativa privada), lo cierto es que los tres diseñadores que ayer incluyeron diseños masculinos en sus colecciones consiguieron romper con la tónica general y lo hicieron con una clara vocación unisex que, ya nadie lo duda, es una macrotendencia.

Lo más significativo de la colección presentada por el riojano David Catalán (1989), que ganó el premio Samsung Ego, no era tanto su peculiar abstracción del estilo homeless como su manejo de los tejidos. Catalán reside en Oporto desde que acabó los estudios, y allí es donde se ha hecho con materiales tan sofisticados como el panel de membrana 3D, un tejido obtenido por superposición de capas que recuerda al neopreno pero es mucho más ligero. Gracias a él ha creado estructuras oversize de grandes hombros que recuerdan a ciertas prendas deportivas, y que combina con bermudas de abertura lateral que adaptan al lenguaje masculino (esencialmente adolescente) la tan vilipendiada fórmula de la falda pantalón. Muchas de sus prendas son desmontables y juegan con las longitudes, pero el resultado final es extremadamente pulcro y minimalista.

En un terreno muy cercano se mueve el lenguaje estilístico de Victor Von Schwarz. Hay volúmenes exagerados y oscuridad teenager en sus looks masculinos basados ante todo en las chaquetas deportivas y en las sudaderas intervenidas mediante aplicaciones, bordados y juegos de opacidades entre tejidos dispares. Desde luego, la sudadera es una baza esencial para los nuevos diseñadores. Es actual, admite casi cualquier material y acabado y, además, se adapta extraordinariamente bien a los requisitos del e-commerce: tallaje universal, patrón unisex y elaboración asequible. En ese sentido, parece ganar posiciones frente a la camiseta estampada o serigrafiada que hasta hace poco era el bautismo comercial de muchos diseñadores. Por eso, las sudaderas de algodón satinado son una de las propuestas más consistentes de la colección presentada por Waverley, la marca de la asturiana Laura González (1991). Entre guiños al cine de instituto y a Twin Peaks, sus prendas masculinas ostentan un colorismo naif sin distinción de géneros, y son un buen ejemplo del modo en que esta generación de diseñadores recién salidos de la escuela parece estar descubriendo las posibilidades de la moda masculina: sin prisas, sin prejuicios y, sobre todo, sin obsesión por la pasarela. Y puede que ése, a fin de cuentas, sea el buen camino.

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Sobre la firma

Carlos Primo
Redactor de ICON y ICON Design, donde coordina la redacción de moda, belleza y diseño. Escribe sobre cultura y estilo en EL PAÍS. Es Licenciado y Doctor en Periodismo por la UCM

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