A dos semanas de la Edad Media
En dos semanas el crimen anual (y legal) de Tordesillas, el Toro de la Vega, volverá a ser presentado en sociedad como un evento de interés general y la palabra tradición se escribirá nuevamente con sangre, esta vez la de Elegido. También se repetirán las denuncias y los actos de protesta por parte de todos lo que no pueden comprender cómo la tortura de un animal es una acción permitida y hasta mimada desde las instituciones.
Entre unos y otros, entre partidarios y detractores activos del maltrato a estas criaturas, un inmenso grupo de personas: la mayoría de los ciudadanos de este país a los que no les agrada que el sufrimiento de un animal se convierta en un motivo de diversión, pero que con su falta de compromiso y con su silencio ante esta realidad contribuyen a que la barbarie no tenga fin.
En ocasiones la indiferencia mata y este es un ejemplo. No basta con torcer el gesto desde el sofá al conocer la noticia del cobarde asesinato de un toro para limpiar la conciencia, porque eso no va a impedir que el siguiente año volvamos a fruncir el ceño desde el mismo sofá por que otro toro ha sido alanceado en Tordesillas.— Julio Ortega Fraile.
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