El circo de la caridad
Cubos de agua helada arrojados sobre famosos, 'sintecho' en la alfombra roja... La línea que separa la solidaridad de la publicidad es muy fina
El misterio fue creciendo conforme un guaperas rubio avanzaba al escenario de los premios de la MTV celebrada el domingo. Quien había ganado el premio era Miley Cyrus pero quien lo estaba recogiendo era él, un perfecto desconocido. “Mi nombre es Jesse, y acepto este premio en nombre de 1.6 millones de jóvenes que han escapado de sus hogares y están sin techo”. Cyrus quiso, de ese modo, llamar la atención sobre la situación de los sintecho en Estados Unidos. Era un gesto completamente novedoso en su carrera reciente. Pero funcionó. La asociación My friend’s place consiguió 200.000 dólares en donaciones después de que Cyrus colgara en su Facebook un enlace a la web de la asociación.
La combinación famoso-caridad no es nueva y funciona para ambas partes. La beneficencia consigue visibilidad y donaciones, y la celebrity se lleva unas cuantas páginas de buena prensa. La línea entre la verdadera voluntad solidaria de la estrella y la estrategia de publicidad es así de delgada
Si bien hubo una mayoría que se sorprendió de ver de repente el lado más solidario de Miley Cyrus, una estrella más dada a mostrar aspectos más físicos de sí misma, el despliegue de buena voluntad no fue tan novedoso. La caridad se ha convertido en un activo para los famosos este verano. El frenesí por ayudar al prójimo que han iniciado tirándose cubos de agua helada por la cabeza se ha ido ampliando hasta que, hoy, cada famoso parece serlo menos si no viene con una causa por debajo del brazo.
La combinación famoso-caridad no es nueva. Es un binomio que funciona para ambas partes. La asociación de beneficencia consigue visibilidad y en algunos casos aumenta sus donaciones, y la celebrity se lleva unas cuantas páginas de buena prensa. La línea entre la verdadera voluntad solidaria de la estrella y la estrategia de publicidad es muy delgada. “La mayoría de los artistas se involucran de verdad con las causas, pero es cierto que algunos no lo hacen. No diré nombres…”, asegura Jeff Hill, publicista de Hollywood con muchos años de carrera a sus espaldas. Él reconoce que la caridad forma parte de la estrategia de comunicación de muchas estrellas. De hecho, es habitual que el artista genere su propia fundación para encauzar los proyectos sociales a los que presta su imagen. Los recién casados Angelia Jolie y Brad Pitt tienen la Jolie-Pitt Foundation, George Lucas cuenta con la suya. Al igual que Matthew McConaughey y Will Smith.
La mayoría de los famosos tiene un momento de su carrera en el que creen que deben compartir con el prójimo y comienzan a firmar cheques para causas sociales. El siempre excesivo Mel Gibson firmó un cheque de casi siete millones de dólares para la fundación religiosa Reilly
La ocurrencia de Cyrus tuvo un beneficio económico para una ONG, pero en otros casos, los gestos no pasan de un fenómeno viral. Como es el caso de los ubicuos desafíos del agua helada, el #IceBucketChallenge. Pocos famosos se han resistido a remojarse este verano, pero el aumento de los beneficios de las asociaciones de afectados por el ELA no ha sido, ni mucho menos, explosivo. Charlie Sheen ha dejado en evidencia a todos los que han prestado su imagen, pero no parte de su fortuna para la causa, y se ha sumado al reto. Solo que su cubo no estaba lleno de agua, sino de billetes. 10.000 dólares que ha asegurado que donará a los colectivos de enfermos.
La mayoría de los famosos tiene un momento de su carrera en el que creen que deben compartir con el prójimo y comienzan a firmar cheques para causas sociales. “Es una tendencia que comenzó en los noventa, y ahora es lo normal que cada artista esté asociado a una causa en concreto”. El siempre excesivo Mel Gibson firmó un cheque de casi siete millones de dólares para la fundación religiosa Reilly. Esa donación coloca al intérprete en el tercer puesto de los más generosos con la caridad de la lista de Forbes. Un puesto por detrás de él, se encuentra George Lucas, que en 2012 aportó algo más de cuatro millones de dólares a la fundación que lleva su nombre, y que está dedicada a algo tan difuso como “conseguir que las personas cumplan sus sueños”.
Charlie Sheen ha dejado en evidencia a todos los que han prestado su imagen, pero no parte de su fortuna para la causa, y se ha sumado al reto. Solo que su cubo no estaba lleno de agua, sino de billetes. 10.000 dólares que ha asegurado que donará a los colectivos de enfermos
Gisele Bundchen envió un millón y medio de dólares a Cruz Roja para ayudar a reconstruir Haití tras el terremoto que lo devastó en 2010. Alec Baldwin tiene para todos: destinó el pasado año un millón de dólares a varias instituciones, entre las que están la Filarmónica de Nueva York. Hill reconoce que en ocasiones, una buena donación puede suponer el mejor lavado de imagen tras un escándalo.
Sin embargo, la capacidad de llenar estadios no siempre va acompañada a la de conseguir dinero para las causas. La firma General Sentiment elaboró el año pasado un informe que medía económicamente el impacto de los famosos en las causas solidarias. Descubrió que Justin Bieber solo había recaudado 82.800 dólares con su campaña Pencils of Promise, destinada a construir escuelas en los países subdesarrollados. Esto representa un 0.002% del total de su potencial publicitario. El dato muestra, según la firma, la falta de credibilidad del veinteañero en lo que a caridad se refiere.
En los que sí confían los donantes es en Bono, que se ha ganado a pulso lo de la solidaridad, hasta el punto de sonar en las listas para el Nobel de la paz. El líder de U2 consiguió más de un millón de dólares para su campaña One (su proyecto personal para combatir la pobreza). Aun así, le supera Paul McCartney, que recaudó un pellizco más para la organización que defiende los derechos de los animales PETA. Leonardo Di Caprio tiene menos pretensiones y no piensa en acabar con la pobreza en el mundo, sino en salvar a los tigres. Para ellos consiguió 200.000 dólares.
La maquinaria de Hollywood vuelve a demostrar que además de estilista, agente y publicista, no hay estrella sin su causa solidaria.
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