Sandra

Sandra, poseedora de un diploma de Estudios Avanzados en Historia Contemporánea por la Universidad de Extremadura, está desolada. Cada día recibe noticias de familias humildes muertas. Lleva más de una semana en Egipto esperando que le dejen pasar a Gaza donde, desde hace tiempo, trabaja con las familias más desfavorecidas.

Su compromiso inquebrantable y su desolación le han llevado a dirigirse a todo tipo de instituciones para colaborar a parar el desastre humanitario. Todas ellas han obviado su clamor.

Sandra es modelo de honestidad, coraje y lucha infatigable por la educación y los derechos humanos, tanto en su vida personal como en su compromiso con los más vulnerables en Gaza.

Mi cariño y admiración para Sandra, pero también mi reivindicación para que se ponga fin al mortífero e inútil conflicto.

Las vías para la solución, como afirmaba el miércoles Shlomo Ben Ami, son otras.— María Jesús Merinero Martín.