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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

La situación en Gaza

Como padre duele mucho asistir a la muerte de los niños palestinos por las bombas del Ejército israelí. Los niños no tienen la culpa de que Hamás haya hecho rehén a toda la población de Gaza de su política suicida y terrorista. Israel se retiró de la franja de Gaza en el 2005 unilateralmente con la idea de evitar fricciones con el pueblo palestino. Pero Hamás se lo arrogó como una victoria y continúa hostigando a Israel porque Hamás sólo se justifica en un escenario de confrontación y guerra. Y eso es precisamente lo que buscaron a mediados de junio cuando asesinaron a tres jóvenes judíos. La única solución posible pasa por la completa desmilitarización de Gaza. Ningún país puede permitir que su población viva amenazada diariamente por el lanzamiento de misiles.— Pau Vives Iborra. Matadepera, Barcelona.

Tras leer en EL PAÍS el artículo de Daniel Barenboim Podemos vivir juntos en el que analiza y ofrece soluciones al enfrentamiento entre palestinos e israelíes que tanto dolor, destrucción y muerte está causando; un artículo tan lleno de emotividad, sensatez, claridad, sensibilidad y sencillez, me he acordado de la teoría de Platón sobre el Gobierno de los filósofos. Sostenía Platón que los problemas de la sociedad, de la comunidad, sólo podrían solucionarse si llegaban a gobernar los filósofos. A la vista de cómo gestionan los políticos actuales éste y tantos otros conflictos y problemas, creo que hoy, más que nunca, tiene validez la teoría del filósofo griego, pues los graves problemas que acucian a la Humanidad no se solucionarán hasta que gobiernen los músicos, los filósofos o cualquier otro gremio que atesore la sensibilidad, la sabiduría, la sensatez y la honradez de las que carecen los políticos que nos gobiernan.— José María Andrés Sierra. Zaragoza.

Es un crimen contra la Humanidad bombardear una población civil indefensa, como lo hace el Estado israelí por enésima vez. A pesar de todo, no se abandone la esperanza de que Israel y su ocupada e invadida Palestina alberguen muchas gentes convencidas y capaces de construir acuerdos de convivencia civil entre ellas; personas dispuestas a comprometerse como ciudadanos laicos y de ninguna manera más como los de esta tierra es mía y vete de aquí o te ocupo o te invado o te mato. Pueden y deben elaborar acuerdos desde la estricta civilidad. Que la comunidad internacional acabe con su propia desidia hacia las matanzas de palestinos y actúe sin excusas para que la fuerza de la razón acabe con la sinrazón de la fuerza. En fin, que ni divinidades ni venganzas ni Estados ni territorios ni conveniencias de parte justifiquen más los crímenes contra la Humanidad del ejército de Israel o del terrorismo islamista (por menos víctimas que produzca). Un Estado para los dos pueblos.— Gaspar García Fernández. Madrid.

 

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