Publicidad desafortunada
A veces no alcanzamos a saber hacia quién va destinada, si afirma imperativamente o si se cuestiona algo: “Lo que defraudas tú, lo pagamos todos”. Es una obviedad, todos lo estamos pagando desde hace muchos años, menos los que han defraudado siempre. La voluntad maliciosa de incumplir una obligación contraída es una obviedad. ¿Es necesario aclarar si existe dolo en tales acciones? ¿Se puede defraudar sin querer, sin darse cuenta? En cualquier caso, en esta bella frase publicitaria para la declaración de la renta no se increpa o penaliza duramente la ilicitud de tal acción. Para el defraudador intencionado está bien claro, defrauda para que paguen otros. Imaginemos otra elocuente frase: “Lo que robas tú, lo pagamos todos”. ¿Acaso los avezados corruptos de este país no sabían esto? Claro que sí, y, por cierto, sabiendo que gozaban de la misma impunidad que los defraudadores. Prueben otros estilos como “si defraudas tú, lo pagarás muy caro”, porque hay muchos ciudadanos que se están impacientando.— Miguel Ángel Peña.
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