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El difícil arte de los eslóganes de Brasil 2014

Del muy nórdico “Parada final: 13.07.2014 en Maracaná” de Suiza al "Chi, chi chi. Le, le, le" de Chile, un repaso a las frases con las que cada país anima a los suyos

España es un lugar poco dado a la virguería retórica en el deporte. A diferencia de en Gran Bretaña, donde se entonan de pé a pá canciones larguísimas, aquí todo se arregla con conjugar cualquier cantico en clave de “lo” (lo-lo-lo; desde A por ellos hasta Seven Nation Army). Es más: Luis Aragonés, uno de los personajes más importantes del fútbol patrio  pasará a la historia por el grito “Ganar, ganar y ganar” (aunque en puridad, por mucho que la frase no sea del nivel de Oscar Wilde, Aragonés era un sabio) y otro, capital en la historia de nuestro baloncesto (Pepu Hernández), cuenta con su grito de “Ba-lon-ces-to” como su principal lema de guerra (de hecho, el cómico Raúl cimas bromea sobre este asunto: “¿Qué pasaría si yo voy gritando por la calle: ‘An-dan-do’?").

Pero la cuestión es que en muchos otros países las cosas no andan mucho mejor. Como muetra, aquí unos botones: los peores lemas para jalear a las 32 selecciones.

Argentina. “No somos un equipo, somos un país”.

La versión larga podría incluir su topografía, demografía, gastronomía favorita y colores de su camiseta, datos que podrían tomarse directamente de Wikipedia. También podría incluir a Colombia entera, que tiene el eslogan: “Aquí no viaja un equipo, ¡viaja todo un país!”.

Bélgica. “Esperen lo imposible”.

¿Podría haber un lema más rematadamente cenizo? Si una conocida marca de ropa deportiva decía “Impossible is nothing”, Bélgica prefiere poner a los suyos los pies en el suelo. Comparen con el país vecino, calibren el desnivel de autoestima: Francia va con un “La palabra imposible no existe en Francia” que manifiestamente falso.

Brasil. “¡Prepárense! El Hexa está llegando”.

Suena a un colega rezagado que llega tarde a una cena de empresa y que encima viene enfadado. El Hexa otra vez, qué tardón.

Camerún: “Un león sigue siendo un león”.

Camerún emocionó llegando a Octavos en Italia 90. Tiene las simpatías de todos los aficionados que aplauden sus apariciones en el Mundial. Sin embargo, “Un león sigue siendo un león” tiene la misma potencia lírica de un “Fútbol es fútbol” o “Son once contra once”.

Chile: “Chi, chi chi. Le, le, le. ¡VIVA CHILE!”.

Nada anima más a nadie que tres chis seguidos. Los tres les que acontecen a continuación son, por tanto, pura redundancia estética; un puente necesario para la culminación poética con el VIVA CHILE.

Estados Unidos: “Unidos por el equipo, impulsados por la pasión”.

Lo peor que puede ser un eslógan es que sea intercambiable de un producto a otro. Y lo mejor que es este eslógan es intercambiable.

España: “En nuestro corazón, la pasión de un campeón”.

Meritorio pero tremendamente joaquínsabinista, con esa tendencia al ripio de manual con rimas muy de canción del verano: corazón, enciende mi pasión, en la arena, nena, con el movimiento de las algas, cabalga hasta el alba, etcétera.

Ghana: “Estrellas negras: aquí para iluminar a Brasil”.

No se había oído una contradicción tan certera desde “Luna negra” o “Caracol veloz”.

Italia: “Pintamos de azul el sueño Mundial”.

¿Alguien se acuerda de aquel extraño hit de Cristian Castro titulado Azul ("Azul, cuando el silencio por fin te bese azul, sentí muy dentro nacer este amor azul, hoy miro al cielo y en ti puedo ver la estrella que siempre soñé")?

Corea del Sur: “¡Disfruten, colorados!”.

O, dicho de otro modo, “lo importante es participar”. O, siendo algo honesto: “Vais a palmar en primera ronda, pero, tranquilos, os queremos igual”. O, ahondando más, “Y no os mataremos si perdéis todos los partidos, que por algo somos del Sur y no del Norte”.

Suiza: “Parada final: 13.07.2014 en Maracaná”.

Informativo. Práctico. Nórdico.

Hay, sin embargo, otros eslóganes tan acertados que a uno le dan ganas de sumarse a sus tropas:

Rusia: “¡Nadie puede agarrarnos!”.

Eso lo sabían los ejércitos de Hitler e incluso los napoleónicos pero está bien recordarlo.

Grecia: “Jugaremos como los héroes griegos”.

Jugaremos triscando entre nubes, encamándonos con dioses y humanos, invirtiendo el curso de los ríos, apurando copas de vino y soplando ciclones. De lo más evocador.

Japón: “¡Samuráis! Llegó el tiempo de pelear”.

Japón tiene los mejores chándales de cada competición mundial y también los mejores eslóganes. Todo habitante del planeta Tierra fantasea en días alternos con ser un samurái o un ninja. Un lema que podría intimidar hasta a Eric Cantoná.

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