Burocracia antes las emergencias

El servicio de emergencias no está al alcance de todos. Nuestro padre, 90 años, exfuncionario, sufrió una caída accidental en León. Le acompañaba sólo nuestra madre, de la misma edad; sangraba profusamente por una ceja y se quejaba de mucho dolor en un brazo, que después resultó que estaba fracturado. Alguien llamó a los servicios de emergencia 112, que llegaron enseguida y le llevaron al hospital de la Seguridad Social tal como tienen estipulado. Hasta ahí, todo bien. Pero al cabo de unos días, mi padre recibió una nota de MUFACE diciendo que debía pagar 101 euros por utilizar indebidamente el servicio de emergencias de la Seguridad Social en vez de ponerse en contacto con las emergencias de su entidad. Ante las lógicas protestas, dijeron que, por supuesto, podía poner un recurso y, si se estimaba, se le devolvería el dinero. En el recurso ¡exigían el testimonio de la persona que había hecho la llamada! ¿Se imaginan la situación?

Todos asociamos las emergencias con el teléfono 112. En el accidente de nuestro padre se actuó correctamente. No se puede pretender que los ciudadanos conozcamos y tengamos en cuenta, ante una situación que requiere rapidez, las circunstancias personales del accidentado. Es incomprensible que MUFACE y la Seguridad Social no tengan un convenio de actuación común ante las emergencias y que, lo que no es más que un problema burocrático, se traslade al ciudadano. Seguro que en muchas ocasiones, por miedo, indefensión o desconocimiento la gente paga sin tener que hacerlo.— Mª Teresa Gómez-Bernardo Villar y dos firmas más.