El pan.
Ibán Yarza recomienda que cada uno busque el más adecuado a sus gustos. “Aunque a mí me gusta más una buena miga, que absorba los jugos libidinosos de la hamburguesa, y que el bollo en sí conserve un recuerdo –aunque sea atávico– de que aquello fue pan en su día, con corteza y demás atributos que en nuestra cultura solemos dar al pan. Personalmente me gusta el toque aterciopelado que da a la miga un poco de grasa (un poco de leche, mantequilla o manteca); y, depende del relleno, no me molesta un puntito dulce”. Si la idea es hacer el pan en casa, ¿por qué no combinar el tipo de hamburguesa con el panecillo en sí? Yarza recomienda “otorgarle parte del sabor, usando hierbas aromáticas, líquido de conservar pepinillos o incluso kétchup como parte de la hidratación de la harina. En general, si se prefiere un bollo algo más denso, debe haber menos líquido en la masa, una harina un poco más fuerte para que dé una miga más consistente, y el formado de la pieza ha de ser más contundente, para que no queden grandes agujeros por donde se cuele la salsa”. Si se opta por los bollos industriales, mucho más blandos, en combinación con hamburguesas jugosas, el pan puede quedar neutralizado al segundo bocado. Lo dice Ibán Yarza: una hamburguesa casera pide un buen sustento.