Dignidad y respeto al donante
He leído horrorizado el trato que le dan a los que generosamente donan su cuerpo a la ciencia. Entre esas personas estaba mi querida tía, Adela González Gómez, una gran mujer que tuvo la confianza necesaria para realizar un enorme gesto de solidaridad y un preciado regalo, la donación de su cuerpo a la Universidad Complutense de Madrid. Sé que los alumnos que tuvieron la oportunidad de estudiar la anatomía humana en el cuerpo de mi tía valoraron el regalo, que ella de forma altruista les entregó, y que la trataron con dignidad y respeto en todo momento. Desde la más profunda tristeza, no llegamos a entender en qué momento y por qué razón política, económica o laboral, mi tía… mi querida tía se pudo convertir en un despojo humano, perdiendo toda esa dignidad y respeto que le garantizaron a ella y a su familia en el momento de la donación.— José María Abad González.
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