El discurso viral de una ‘gorda’
Una camarera con exceso de peso y facilidad de palabra se ha convertido en la voz defensora de todas las mujeres con sobrepeso. Pero Vanessa no existe
¿Todavía se puede ser famoso con un discurso?
Una camarera con exceso de peso y facilidad de palabra se ha convertido en una extraña estrella mediática en Estados Unidos. Se llama Vanessa, y cabeceras de todo tipo, tamaño y medio han hablado de ella, desde The New York Times hasta el programa más amarillento de televisión. La han citado, aplaudido y canonizado como la voz defensora de todas las mujeres con sobrepeso del mundo, la Eva Perón del michelín, la Martin Luther King de las imperfectas. A toda esta adoración hay que sumarle un matiz: Vanessa no existe. Es un personaje de ficción que aparece puntualmente en Louie. Escrita, protagonizada y dirigida por el cómico bostoniano Louis C. K., la serie ya era famosa por sus arrebatos de sublime inteligencia y por la forma en la que obligaba al espectador a sentir primero y pensar después. Pero nunca había tenido un momento tan sonado como el del domingo pasado, cuando Vanessa le recrimina al titular Louie la discriminación silenciosa que siente una gorda. Es un monólogo de siete minutos sin un solo corte, con reflexiones como: “Es una putada ser gorda. ¿Puedo decirlo? Cuando alguien al que le sobran kilos lo dice puede hasta tener gracia. Cuando lo dice una gorda de verdad, te miran como si fueras a suicidarte”. Es decir, perfecto para empaquetar en YouTube, distribuir en esta era del segmento fácilmente consumible e iniciar una conversación pública que aún no ha terminado.
Entonces, ¿quién ha debutado?
La tal Vanessa tiene la cara y voz de Sarah Baker, una joven actriz oriunda de Washington que se considera a sí misma “no delgada, pero tampoco gorda”, que se ha alejado de papeles en los que el peso sea relevante y que tiene una carrera exigua. Nunca había tenido un papel tan importante como el de ahora: generalmente era una secundaria en comedias de escaso éxito y protagonista en teatros de improvisación en Los Ángeles. Desde el domingo, sin embargo, ha dado un centenar de entrevistas para todos los medios imaginables.
¿Durará su fama?
La de Baker, probablemente sí, visto su talento y magnetismo. La de Vanessa, depende. La cultura americana se está llenando de mujeres que no se disculpan por su físico (Melissa McCarthy, nominada al Oscar por La boda de mi mejor amiga; Mindy Kaling…) y la tendencia podría cuajar con ella como referente. Lo cual conlleva un riesgo que podría arrastrarlas a las dos al sitio opuesto al que reclamaban en la posteridad: ser recordadas solo por ser “la gorda esa”.
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