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Blogs / Gastro
Gastronotas de Capel
Por José Carlos Capel

Montia, conciencia de la tierra

José Carlos Capel

Primera etapa: El Berrueco

El viernes pasado yo tenía cita con el cocinero Dani Ochoa. Acababan de dar las 10,30 horas cuando entrábamos en el almacén de La Troje asociación de productores artesanos. Espacio minúsculo que los fines de semana se habilita como mercadillo. En su interior Laura Aceituno, líder del grupo, que parecía feliz entre sus plantones de huerta, semillas y hierbas aromáticas. Una experta en ciencias medioambientales cuya tesis doctoral (2010) versó sobre lainvestigación etnobotánica y agroecológica de la Sierra Norte de Madrid. “Existimos desde 2004. Intentamos recuperar variedades locales y mantener la biodiversidad de las tierras que explotan pequeños agricultores. Nos regimos por criterios ecológicos”. Enseguida nos mostró una cajita con alubias de la comarca. “Son un legado”, insistió. “Vestigios de aquellas legumbres que mejor se adaptaban a las heladas, la altitud y las sequías. Las hemos rescatado con la ayuda de quienes conservaban las semillas y sabían cómo cultivarlas.”

Tras sus escuetos comentarios nos invitó a visitar su semillero y las huertas experimentales a las afueras del pueblo. Terrenos donde han ido germinando más de 120 especies botánicas que han trasladado a su propio banco de semillas y a los de germoplasma del IMIDRA Todo emocionante, con dimensiones de juguete.Cuando comenzamos las despedidas, Dani Ochoa cargó su coche con algunos plantones y proseguimos nuestra ruta.

Segunda etapa: Guadalix de la Sierra

Eran las 12,00 horas en el momento que aparcamos frente al puesto de Javier Márquez en el centro del pueblo. Bajo una sombrilla nuestro hombre vendía plantones, en particular de tomates, sobre todo de la variedad moruno rojo cuyas semillas heredó de sus padres. Luego nos mostró su semillero, también en el centro, que convierte en invernadero y cubre con lonas según las temperaturas. “Habéis venido demasiado pronto, no tengo nada que enseñaros.

Mis tomates son de color rosa, de piel fina, lo contrario a lo que demandan las amas de casa, rojos y duros. Las multinacionales diseñan semillas que generan frutos que cuando se pudren siguen duros”. Dani volvió a cargar algunos plantones de morunos rojos y continuamos por la Sierra.

Tercera Etapa: Finca Las Suertes (El Escorial)

Cuando habíamos cruzado la valla del singular Centro Ecuestre, próximo al apeadero Las Zorreras, ya en el término de El Escorial, el minutero de mi reloj había rebasado la una y media. A nuestro alrededor encinas y prados inmensos. De forma súbita en un rincón medio escondido nos encontramos con dos distinguidos agricultores.

Junto a Marta Garrido, ingeniera agrícola, Juan Carlos Villaescusa, paisajista. Ambos empeñados en la permacultura, técnica que yo desconocía. Confieso que nunca había visto un huerto tan desordenado y extraño. “Se trata de potenciar el apoyo recíproco que se prestan las especies vegetales entre sí, todas se complementan”, nos dijo Villaescusa risueño aunque lacónico.

Sobre los surcos plantas de brécol, acelgas, lombardas, y lechugas de distinto tipo. Batiburrillo vegetal con una estética armoniosa, debido a la antigua profesión de Villaescusa. “No es fácil definir la permacultura, es algo parecido a respetar los ecosistemas naturales para que resulten sostenibles. Mucho más que la agricultura ecológica. La permacultura (cultura permanente) enseña a gestionar la tierra en armonía con los recursos disponibles”, nos dijeron.

Dani Ochoa comenzó a recolectar flores de brécol y ciertos brotes. “Vengo con frecuencia y escojo hortalizas que incorporamos a nuestros platos”. Antes de marchar entregó a Marta y a Juan Carlos algunos de los plantones que había adquirido en el otro lado de la sierra. “Me voy a Montia, no llego al servicio, Luis está solo, vosotros id tranquilos.”

Punto final: restaurante Montia

Disfruté como siempre con el menú de Montia. Platos refinadamente sencillos y conceptualmente frescos. Nada nuevo salvo que Dani Ochoa y Luis Moreno, continúan radicalizando su propuesta con los alimentos de su entorno, pescados de río, setas, verduras de la sierra, carnes de la zona, caza, lácteos, quesos magníficos y vegetales silvestres o de las huertas próximas.

“Creo que fue Massimo Bottura el que afirmó que con nuestro trabajo los cocineros tenemos capacidad para cambiar el mundo” me comentó Dani cuando nos despedíamos. Esa frase me parece que es de Gastón Acurio, le respondí enseguida. Daba lo mismo, ambos estábamos de acuerdo. Los cocineros pueden ayudar de forma importante a los pequeños hortelanos a mantener la biodiversidad en sus respectivos entornos . Sígueme en Twitter en@JCCapel

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Sobre la firma

José Carlos Capel
Economista. Crítico de EL PAÍS desde hace 34 años. Miembro de la Real Academia de Gastronomía y de varias cofradías gastronómicas españolas y europeas, incluida la de Gastrónomos Pobres. Fundador en 2003 del congreso de alta cocina Madrid Fusión. Tiene publicados 45 libros de literatura gastronómica. Cocina por afición, sobre todo los desayunos.

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