Balas sobre Mónaco
Atacada con una escopeta de caza en Niza. La emboscada contra Hélène Pastor, multimillonaria monegasca, saca a la luz la infiltración de la mafia en el Principado
Pocos sabían en Mónaco que Hélène Pastor, de 77 años, miembro de la dinastía con el mayor patrimonio inmobiliario del principado, visitaba asiduamente a su hijo Gildo Pallanca Pastor en el hospital L’Archet de Niza. Gildo, de 47 años, dueño de la firma de coches eléctricos Venturi, llevaba meses hospitalizado tras sufrir un derrame cerebral. La noticia no se había publicado en Mónaco, uno de los países más opacos del mundo en materia fiscal e informativa.
Lo sabía, en cambio, el hombre que, el pasado martes, esperaba a la multimillonaria monegasca a la salida del garaje del hospital armado con un fusil de caza y quienes le encargaron el trabajo. El tipo, tocado con una gorra y a cara descubierta, disparó varios tiros de una escopeta de cañón recortado, a bocajarro, sobre Pastor, que ocupaba el asiento delantero de un Lancia Voyager negro. Los disparos alcanzaron también a su chófer, Mohamed Darwich, de 64 años. Ambos quedaron malheridos, mientras el agresor huía a pie con total calma para subirse poco después a una motocicleta, donde le esperaba un compinche. La empresaria y su chófer fueron trasladados al hospital Saint-Roch de la ciudad, donde permanecen todavía en estado grave.
Además de capital de la Costa Azul, Niza es el centro de servicios del Principado de Mónaco, donde se ubica el aeropuerto y donde las mafias internacionales libran una sorda batalla de poder. En abril pasado fue detenido allí Antonio Lo Russo, hombre fuerte de la Camorra, la mafia napolitana más activa en los últimos tiempos, que coinciden con un cierto declive de la Cosa Nostra siciliana. También la ‘Ndrangheta, la poderosa mafia calabresa, habría extendido sus negocios inmobiliarios de Ventimiglia (localidad italiana fronteriza) a Niza, según señala el Corriere della Sera.
El suceso ha convulsionado a la sociedad monegasca y ha disparado las hipótesis en la prensa internacional. ¿Cuál podría ser el móvil? ¿Era madame Pastor el objetivo? ¿O lo era su chófer? Los investigadores no dudan de que el sicario buscaba a Hélène Pastor, aunque su modus operandi y, especialmente, el arma utilizada —una escopeta de caza— no encajen en el estilo mafioso. ¿Estamos ante una mera venganza personal? No lo parece. Sobre todo, cuando está en juego el control del negocio inmobiliario en la Costa Azul, una de las zonas más selectas del mundo, y cuando el clan Pastor atraviesa un momento de debilidad.
En febrero pasado falleció, a los 70 años, Michel Pastor, cabeza del grupo, prohombre monegasco que presidió durante años el club de fútbol AS Mónaco y hermano menor de Hélène, única superviviente de los tres hijos de Gildo Pastor, verdadero artífice de la fortuna familiar. Gildo heredó de su padre, Jean-Baptiste, un picapedrero llegado de Liguria cuando solo se alzaban en el principado los palacios de Montecarlo, una empresa constructora que empezaba a despegar. Aprovechando los planes de expansión de Rainiero III, convirtió la encantadora zona de Larvotto en una aglomeración de cemento. Torres de apartamentos lujosísimos surgieron como hongos en un paisaje bello, pero hostil. El principado tiene un territorio minúsculo de dos kilómetros cuadrados, encajado entre la montaña y el mar.
Sin impuestos y con un dispositivo de seguridad digno de la Casa Blanca, Mónaco se convirtió pronto en un paraíso para residentes ricos. Un lugar donde poner a salvo del fisco el dinero ganado legal o ilegalmente (privilegio al que no pueden acogerse los franceses), donde no se hacen preguntas. Refugio ideal para deportistas de élite, actores y actrices, príncipes en un dorado exilio, artistas de éxito, empresarios que buscan anonimato. Un lugar donde un pequeño apartamento, con el metro cuadrado a 38.000 euros, es tan rentable como una mina de oro. Los Pastor, dueños de un tercio de los inmuebles de Mónaco, habrían amasado una fortuna de 19.000 millones de euros, según un informe de la revista L’Express.
Un patrimonio dividido entre Victor, Michel (fallecidos los dos) y Hélène Pastor, y entre los hijos de cada uno. El Grupo Pastor sigue muy activo en el sector de la construcción y en el inmobiliario, entre otras cosas. Hélène optó por montar su propia empresa de alquiler de apartamentos y oficinas, que dirigía personalmente y con la discreción tradicional de la familia.
Al contrario que la familia Grimaldi (también de origen italiano y riquísima), que reina desde hace siglos en el principado y de la que son íntimos amigos, los Pastor rara vez acudían a las citas glamurosas de Mónaco. Nadie les ha fotografiado en el Baile de la Rosa, ni en el club de tenis presenciando el Máster de Montecarlo, ni en las tribunas del Gran Premio de fórmula 1 pese a la vinculación de Gildo Pallanca con el automovilismo. Los medios de la Costa Azul han tenido que ilustrar la noticia del atentado con fotos de acontecimientos capitales en la vida de los Pastor, como las exequias de Rainiero III o el momento en que Gildo Pallanca recibió la Legión de Honor francesa, en 2011.
Pese a su enorme poder, los Pastor eran los más anónimos súbditos de Alberto II. Quizá por eso, el ataque sufrido por Hélène ha hecho saltar todas las alarmas. Como si los disparos que la alcanzaron fueran el síntoma de la escalada de poder en el principado de la delincuencia organizada.
Una saga inmobiliaria
- La familia Pastor es dueña de un tercio de los inmuebles de Mónaco y su fortuna se calcula en 19.000 millones de euros.
- Gildo Pastor, padre de Victor, Helénè y Michel, heredó de su progenitor, Jean-Baptiste, una empresa constructora que despegó en los años 30.
- Victor y Michel Pastor fallecieron. Este último, cabeza del grupo inmobiliario y presidente durante años del club de fútbol AS Mónaco, moría el mes de febrero pasado a los 70 años. Y su sucesora en el puesto —supervivente de los tres hermanos— sería Helénè, tiroteada el martes pasado.
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