Nuestro hombre en el frente
El actor se sincera en el número de mayo de ICON, la revista masculina de EL PAÍS, disponible ya en los quioscos
“Hacía tiempo que no aceptaba hacer nada de moda. Es una sensación extraña. Que me resulte tan ajeno puede significar dos cosas: que no he madurado aún o que me mantengo puro. No sé en qué punto entre maduro y tierno estoy”. Así de sincero se muestra Gael García Bernal en la nueva edición de ICON, la revista masculina de EL PAÍS, de la que él es portada. En este número, que se podrá conseguir mañana jueves 1 de mayo sin coste adicional con EL PAÍS, el actor mexicano habla de los motivos que le llevaron a huir de Hollywood después de haber triunfado allí con Y tu mamá también para centrarse en películas latinoamericanas, de la moda de las series (“Nos hemos olvidado de que las películas buenas solo pueden ser películas”) y de la realidad social de su entorno: “La falta de justicia social es el mayor lastre de Latinoamérica. Hay una cantidad absurda de millonarios y una cantidad absurda de pobres”).
La revista, que podrá adquirirse en quioscos el resto del mes por tres euros, ofrece también una entrevista a Paco León, que reflexiona sobre una carrera que ya alcanza más de diez años: “Hay una forma Paco León de hacer las cosas; se ha creado una marca”, comenta. También se incluye una charla con la actriz cubana Ana de Armas, que acaba de protagonizar Por un puñado de besos. También se ha fotografiado para este número a los componentes masculinos de la Compañía Nacional de Danza, se ha explorado el mitico cabaret parisiense Crazy Horse y se estudia el regreso de Martini a la Fórmula 1.
Además, ICON incluye perfiles de Enrique Loewe, cuarta generación de la única casa de lujo española, el músico Boy George, el legendario director teatral Robert Wilson, y a los interioristas españoles de referencia Lorenzo Castillo y Tomás Alías o el actor Miguel Ángel Silvestre. Cierra el número un reportaje sobre Alvin Karpis, el gángster que se enemistó con J. Edgar Hoover durante la Gran Depresión y se refugió en Torremolinos, donde acabó creando leyenda.
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